En Àgora València se han estudiado estrategias de confort térmico. Su diseño ha tenido en cuenta variables climáticas como la circulación del aire y la radiación solar. La protección solar se consigue mediante las lamas verticales y el techo de madera, que consiguen reducir la cantidad de radiación solar, permitiendo en todo caso una ventilación natural del edificio. La suma de la protección solar y de la ventilación consiguen rebajar hasta 10 grados la temperatura en el interior del pabellón respecto a cualquier otro punto de la plaza, todo ello sin hacer uso de energía y sin emitir CO2.
Àgora València por Miguel Arraiz + Arqueha. Fotografía por Alejandro Gómez Vives.
Àgora València por Miguel Arraiz + Arqueha. Fotografía por Alejandro Gómez Vives.
Descripción del proyecto por Miguel Arraiz y Arqueha
«Desde un inicio planteamos el proyecto como un regalo para el presente y el futuro de València, poniendo a las personas en el centro», ha explicado Miguel Arraiz. «En esta oportunidad única de acercar el diseño y su transversalidad a la ciudadanía, empresas e instituciones, Àgora València indaga en los materiales y en la tradición artesanal de nuestro territorio. Además de ensalzar las raíces valencianas, que describen una forma de hacer las cosas, los materiales y sistemas constructivos que permiten el formato modular y desmontable del pabellón constituyen una decidida apuesta por la circularidad y la durabilidad.»
Con una superficie de 350 metros cuadrados, este pabellón modular narra la historia del reconocido diseño nacido a orillas del Mediterráneo, de materiales surgidos de la innovación cerámica y de tradiciones como la vareta de la mano del artista Manolo García.
Ubicada en la Plaza del Ayuntamiento, Àgora València consta de una estructura de unas dimensiones en planta de 24 por 10 metros y una altura de 9 metros.
Àgora València por Miguel Arraiz + Arqueha. Fotografía por Alejandro Gómez Vives.
El estudio Arqueha, coordinador del Plan Cero para la transición climática de tres barrios de la ciudad de València, se ha encargado de realizar el desarrollo técnico del proyecto aplicando parámetros de prefabricación y sostenibilidad. Con el empleo de la digitalización a través de la metodología BIM, junto al diseño paramétrico, se ha logrado resolver de manera industrializada todos los componentes del edificio, haciendo que cada uno de los bastidores que soportan las lamas sea único, prefabricado y desmontable.
El diseño, desarrollo técnico y construcción han tenido que realizarse en tiempos récord. Con una construcción de dos meses, el empleo de las herramientas digitales y la prefabricación han jugado un papel protagonista en un proyecto que define el futuro de la construcción, digitalizada, industrializada y sostenible.
Para ello, se han implementado diferentes herramientas digitales con el objetivo de aumentar la cantidad de procesos de prefabricación, manteniendo el diseño original del edificio. El uso del diseño paramétrico aplicado al cerramiento ha proporcionado la capacidad de generar una distribución de lamas totalmente controlada, eligiendo la densidad y posición de cada una de ellas en los bastidores, obteniendo un diseño único para cada bastidor. Junto al diseño paramétrico se ha empleado la metodología BIM, consiguiendo que cada elemento posea las propiedades necesarias para habilitar su prefabricación, ahorrando costes, materiales y tiempo en la construcción del pabellón. Gracias a estos procesos, se ha reducido el residuo generado, los trabajos realizados y el transporte de materiales, ahorrando grandes cantidades de CO2 y energía.
Àgora València por Miguel Arraiz + Arqueha. Fotografía por Alejandro Gómez Vives.
Àgora València es también un espacio estudiado siguiendo estrategias de confort térmico. Su diseño tiene en cuenta variables climáticas como la circulación del aire y la radiación solar e influye de forma directa en la mejora de la sensación de confort en relación al resto de la plaza. La protección solar formada por la piel de lamas verticales consigue reducir la cantidad de radiación solar proveniente del este y oeste, mientras que el techo de madera actúa de manera similar con la luz proveniente del sur, permitiendo en todo caso la ventilación natural del edificio. La suma de la protección solar y de la ventilación consiguen rebajar hasta 10 grados la temperatura de confort en el interior del pabellón respecto a cualquier otro punto de la plaza, y todo ello sin aporte energético y por lo tanto con 0 emisiones de CO2.
La edificación está recubierta de una piel desarrollada por las empresas Inalco y Wandegar a partir de piezas de MDI colocadas perpendicularmente en la fachada para ir tamizando la luz con el paso de las horas. De hecho, la luz ha sido tratada como un material constructivo más, y a ello también contribuyen otros elementos como la cubierta superior, de gran potencia estética. La pieza de vareta que techa el pabellón está realizada por Manolo García, maestro de la carpintería y artista fallero que regresa a la plaza donde tantas veces ha plantado sus creaciones. Este elemento simula las olas del mar Mediterráneo en referencia a la ciudad como punto de unión histórico entre diferentes culturas.