El proyecto se define a partir de su materialidad y volumetría, donde los cuerpos principales del proyecto se conforman por muros de concreto aparente (hormigón visto) en tonos ocre que se mimetiza con la tierra del sitio y combina con los juegos de luz del ocaso. Casa Moulat se desarrolla en 2 volúmenes de 1 nivel, conectados por un pabellón central que alberga una imponente estructura de madera para dar lugar a una cubierta de 2 aguas”.
Descripción del proyecto por CCA
Ubicada en Hidalgo, México, la Casa Moulat es una obra representativa del uso de hormigón visto y materiales locales. El proyecto se basa en la integración de la construcción con su paisaje natural y el contraste con su entorno construido dentro del campo de golf donde se localiza. Es un proyecto que explora la dualidad de los espacios abiertos y cerrados, así como el interior y el exterior.
Considerando las condiciones del sitio y el programa, se optó por diseñar la casa en una planta con forma de herradura, generando un espacio central abierto que funciona como el corazón del proyecto, conformado por la terraza y la piscina; de esta manera el proyecto se extiende a lo largo del terreno sin impactar en él.
La vivienda se desarrolla en un solo nivel y se asienta sobre una base de piedra labrada, sobre el que se construyó un basamento estructural de hormigón visto que se eleva hasta el nivel principal. Los espacios interiores se van adaptando a la topografía del sitio, revelando en sus cambios de nivel, la cimentación en forma de rodapié.
Sobre la cimentación, se levantan dos cuerpos de concreto aparente en color tierra, los cuales albergan los espacios privados de la casa. Ambos volúmenes están conectados por medio de dos trabes de concreto que sostienen una estructura de madera de alma abierta, dando lugar a una gran cubierta a 2 aguas.
Debajo de esta estructura se encuentra el espacio principal de la casa, abriéndose completamente mediante amplios ventanales, convirtiendo este espacio de convivencia en una terraza cubierta que crea una conexión entre el interior y el exterior de la vivienda.
Aprovechando la gran altura de la cubierta, se integró un espacio a modo de tapanco que funciona como estudio con vistas hacia la estancia. Debajo de este, se ubica la cocina, la cual contrasta por su sobriedad en el mobiliario y sus tonos oscuros.
La particularidad en los muros se logra gracias a la colaboración con artesanos y mano de obra local, teniendo como resultado una tonalidad única en el concreto aparente. Esta característica hace referencia a la tierra del sitio y crea un juego interesante de matices entre el color de los muros y el atardecer.