El jurado, compuesto por Douglas Hanson, arquitecto y miembro del AIA; Marco Federico, conservador; Ariana Makau, artista y conservadora; Katie Day, integrante del clérigo; y presidido por Grant F. Marani, arquitecto y miembro del AIA, quien destacaba en su valoración sobre la Iglesia de Las Chumberas: «Se trata de una obra asombrosa. Parece como si los bloques de piedra hubieran sido cincelados y ahuecados para crear espacios espirituales con la luz y las texturas. Crean cercanía y calidez. Las superficies interiores mejoran la acústica. Los componentes estructurales son expresivos. Se presta especial atención a la acústica y a la iluminación natural».
La construcción de la Iglesia del Santísimo Redentor de Las Chumberas ha durado quince años, y se ha solapado con el proceso de transformación del barrio de Las Chumberas, un polígono de 670 viviendas de los años '70, organizadas en 42 bloques a las que se sumaron centros comerciales y naves industriales.
Iglesia del Santísimo Redentor por Fernando Menis. Fotografía por Patri Campora.
Iglesia del Santísimo Redentor por Fernando Menis. Fotografía por Patri Campora.
La construcción resultante es una Iglesia que incluye un centro parroquial y una plaza pública rodeada de verde, es decir un lugar público, de encuentro, que el barrio necesitaba. El centro parroquial, alojado en dos de los cuatro volúmenes del complejo, se finalizó en 2008 y se dio en uso desde entonces a la espera de reunir los fondos necesarios para el resto de la obra.
Este edificio se inspira en la geología de la isla y asemeja un accidente de la misma, pretendiendo recordar la naturaleza volcánica de Tenerife, con sus «rocas» masivas entre cuyas fracturas se deslizan la luz y el aire. El gran desnivel de la parcela se salva mediante una rampa perimetral que da acceso a la plaza y al segundo piso de la Iglesia, haciéndola accesible a la vez que conecta la parte alta y la parte baja de la zona.
El edificio aparece austero, despojado de elementos superfluos dejando todo el protagonismo a los juegos de la luz del sol, que revela la riqueza de texturas del hormigón visto. Finalmente, en la Iglesia, igual que en otras obras suyas como la Sala de Cultura, Musica y Congresos CKK Jordanki, en Torun, Polonia, o el centro Magma Arte y Congresos de Adeje, Menis experimenta con el potencial acústico del hormigón, que es considerado acústicamente inferior a otros materiales como la madera y que, sin embargo, Menis logra desmitificar.
En la Iglesia, el uso del hormigón sirve tanto para la difusión del sonido, con la técnica de picar el hormigón para distribuir el sonido de manera suave, así como para la absorción del sonido, cuando en el mismo, se mezcla picón lávico, que absorbe el sonido eficazmente. Se consigue así una acústica que asemeja la habitual en la opera, adecuada para la palabra y el canto, idealmente diseñada para un edificio que aúna las funciones eclesiásticas y sociales.
Iglesia del Santísimo Redentor por Fernando Menis. Fotografía por Simona Rota.
Iglesia del Santísimo Redentor por Fernando Menis. Fotografía por Simona Rota.
Iglesia del Santísimo Redentor por Fernando Menis. Fotografía por Simona Rota.
Descripción del proyecto por Fernando Menis
Las dramáticas variaciones topográficas de la parcela se solucionan con una rampa circundante que da acceso a la plaza y al segundo piso de la Iglesia. El edificio, destinado a crear una referencia dentro del barrio pobremente planeado, se erige monumental con sus cuatro volúmenes independientes que asemejan grandes rocas. Entre estos, las estrechas grietas dejan circular el aire y la luz.
La Iglesia aparece despojada de elementos superfluos que podrían distraer de su esencia espiritual y la luz cenital envuelve cada espacio en una atmósfera mística. Como en otras obras, explotamos aquí la eficiencia energética de naturaleza isotrópica del hormigón, optimizada por la inercia térmica de las gruesas paredes masivas.
Respecto a la acústica mezclamos el hormigón con piedra volcánica (picón), que picamos después para conseguir superficies irregulares dando lugar a un expresivo acabado rugoso con un grado de absorción del sonido superior al hormigón convencional. Si bien el cliente no tenía fondos suficientes para todo el edificio, el Centro Social, con su programa cultural y educativo, era una necesidad urgente. Por ello concebimos un diseño que permitiera construir dos de los cuatro módulos, en uso desde hace trece años.