Alfonso Albacete, Miguel Ángel Campano, Ferran Garcia Sevilla, Juan Navarro Baldeweg y Manolo Quejido.
La exposición se encuentra en la bisagra entre los años setenta y ochenta, un momento de crisis, en el sentido más profundo de la palabra, del "proyecto moderno". Los análisis y las redefiniciones de los modelos producidos por las prácticas conceptuales, entre otros, fueron los síntomas, si no la causa, de un cambio importante en el paradigma estético. La crisis, que surgió a partir de una percepción de la línea entre la realidad y las explicaciones ideológicas de la misma, implica redireccionar los conceptos de la Academia y de la Tradición. ¿Es otra forma de modernismo posible?
Estos artistas volvieron su mirada, por un lado, hacia los agentes originales de la vanguardia moderna, como Cézanne, Matisse y Picasso, y por el otro hacia sus sucesores norteamericanos, como De Kooning, Motherwell y Jasper Johns. Sin embargo, también miraron hacia otras épocas (Poussin, Velázquez) y de otras culturas (India, el Norte de África), pero no sobre la base de normas miméticas o la demanda moderna de la originalidad, pero a través de una relectura de los procesos originales que permitieron un uso crítico y desplazado de sus procedimientos. La pintura se convirtió en un ensayo sobre la propia pintura. En la transición y en la tensión, esto pintaba como un sistema para la percepción de los procesos de pensamiento. Estos artistas se vieron pintando en ese momento como un evento, aunque no como pintura de acción, que es la expresión de un anterior sujeto, pero como el proceso de construcción de un sujeto.
No fue, como algunos han entendido o interpretado en su momento, un "retorno" a la "orden" de las disciplinas clásicas como el rechazo de los discursos artísticos de los años setenta, ni era un "retorno a la pintura " o para el "placer de la pintura" esteticista. Más bien, se trataba de una convergencia programática en su práctica.
Durante los años de las libertades democráticas recién ganadas en el que se produjeron las piezas presentadas en esta exposición, la obra de los cinco artistas se llevó a cabo en tierra de nadie, a veces en el tiempo, un ambiente artístico que fue enormemente activo, pero estructuralmente débil, y pronto pasó de habitar un medio cultural formalista, acrítico, si no dogmático, que abarca el mercado y la estética de éxito.
El criterio para reunirlos en esta exposición no es de ninguna manera su constitución de grupo. El enfoque es la (post) afiliación conceptual de varios de ellos, cuyas investigaciones fueron convergiendo en la práctica de la pintura, su entendimiento de que la tradición no era una estructura conservadora cerrada, pero sí una fuente de energía para el trabajo contemporáneo, y su deseo común de reflejar tanto analíticamante y apasionadamente la cuestión de fondo de la pintura capaz de superar la abstracción/figuración de la dicotomía, desde lo figurativo, aquí simplemente se fija la mirada sobre la naturaleza de las cosas.
La apertura de la muestra de la instalación interior V. Luz y Metales de Juan Navarro Baldeweg 1976, proporciona un nexo con los lenguajes conceptuales analizados anteriormente, y anuncia, en las propias palabras del artista, "el hambre de la pintura", el cual inicia el deslizamiento hacia la práctica pictórica, haciendo la mayor parte de la exposición.
Fechas.- 6 Noviembre 2013 - 18 Mayo 2014.
Lugar.- Palacio de Velázquez. Parque de El Retiro, 28009 Madrid.
Comisario.- Armando Montesinos.