A finales de los años 1960 surgió en Estados Unidos un grupo de artistas que pintaban con gran realismo objetos y escenas de la vida cotidiana utilizando la fotografía como base para la realización de sus obras. La consagración del movimiento tuvo lugar en la Documenta de Kassel en 1972.
El Hiperrealismo no es un movimiento cerrado; hoy, más de cuarenta años después de su aparición, continúan en activo muchos de los pioneros del grupo y nuevos artistas utilizan la técnica fotorrealista en sus creaciones. Herramientas y motivos han evolucionado o cambiado con el tiempo pero, con su increíble definición y nitidez, las obras hiperrealistas continúan fascinando al público.
Organizada por elInstitut für Kulturaustausch (Instituto para el Intercambio Cultural de Alemania) y comisariada por su director, Otto Letze, esta retrospectiva reúne 50 obras procedentes de diversos museos y colecciones particulares. La Kunsthalle de Tubinga (Alemania) ha sido la primera escala de un recorrido que llevará la muestra a varias ciudades europeas; en el Museo Thyssen‐Bornemisza de Madrid podrá verse hasta el 9 de junio y, posteriormente, viajará al Birmingham Museum & Art Gallery (Reino Unido).
Celuloide al óleo – Píxeles al acrílico.
El fotorrealismo en la pintura hiperrealista
OTTO LETZE y NINA S. KNOLL
«(...) A finales de los años sesenta, los fotorrealistas buscan —primero en las costas Este y Oeste de Estados Unidos—un arte propio e independiente siguiendo la senda marcada por los artistas pop, que se ocuparon principalmente de la vida cotidiana, del mundo del consumo, de los medios de comunicación y de la publicidad, en forma de representaciones figurativas. En este sentido, el arte pop y el fotorrealismo podrían considerarse reacciones contrarias a la pintura abstracta. Comparten puntos comunes, como la orientación a la realidad, la copia de cuadros preexistentes y, en algunos casos, la manipulación y el uso de fotografías; los fotorrealistas, sin embargo, continuaron desarrollando esta última idea: sus obras están pintadas con tal precisión y exactitud, que los propios lienzos producen una impresión fotográfica. Su singularidad radica en que sus obras de arte no sólo se basan en modelos fotográficos, sino que su resultado —en cuanto forma de representación— regresa de nuevo a la fotografía como punto de partida. Por ello, sus cuadros parecen fríos e inexpresivos. «Al contrario que el arte pop, que invitaba al espectador a un intercambio intelectual y emocional lleno de humor y de chispa, el fotorrealismo lo mantiene a distancia» (David M. Lubin). El clamor de los críticos podría concretarse de la siguiente manera: el fotorrealismo no es un arte, sino puro virtuosismo copista; se trata de la precisión de una mímesis realista, es decir, de una mera imagen en negativo de la realidad. En su opinión, esta orientación artística es un fenómeno antiintelectual, conservador y reaccionario. Sin embargo, la intención de los fotorrealistas no es competir con la extrema precisión de las lentes fotográficas, sino más bien solucionar los problemas técnicos de la transferencia de tonos de color, mediante puntos de luz y reflejos, para finalmente crear una realidad pictórica propia y nueva, que no se remita tanto a la realidad en sí como a la realidad reproducida. Al plasmar pictóricamente la imagen de una fotografía sobre el lienzo, los fotorrealistas están cuestionando de manera indirecta el derecho de la pintura en cuanto género a representar la realidad de una forma fiel, directa y objetiva. Desde los años sesenta, los pioneros del fotorrealismo reflexionan sobre esa realidad y la convierten en el tema de sus cuadros, y, todavía hoy en día, los representantes de este movimiento siguen enfrentándose a la fotografía desde una perspectiva pictórica.
Medio siglo de fotorrealismo, tres generaciones de fotorrealistas. En parte han cambiado los motivos, e igualmente se percibe algún cambio en la ejecución técnica y, por ende, en la forma de representación, pero el enfoque fundamental sigue siendo el mismo. Este puede subdividirse en los siguientes pasos: percibir, ver, fotografiar, seleccionar y pintar.»
Fechas.- Del 22 de marzo al 9 de junio.
Lugar.- Museo Thyssen‐Bornemisza. Madrid. Paseo del Prado, 8. 28014 Madrid.
Comisario.- Otto Letze. Director del Institut für Kulturaustausch.
Número de obras: 50
Organiza: The Institut für Kulturaustausch (Instituto para el Intercambio Cultural de Alemania).
Sedes y fechas:Tubinga, Kunsthalle, del 8 de diciembre de 2012 al 10 de marzo de 2013; Madrid, Museo Thyssen‐Bornemisza, del 22 de marzo al 9 de junio de 2013; Birmingham Museum & Art Gallery, del 30 de noviembre de 2013 al 30 de marzo de 2014.