Desde que Lucien Hervé (Hódmezovásárhely, Hungría, 1910–París, 2007) realizase en 1949 un reportaje de la Unité d'Habitation de Marsella proyectada por el gran maestro moderno Le Corbusier, la simbiosis visual y plástica entre la arquitectura abstracta del arquitecto y la manera poética de retratarla por parte del fotógrafo conformaron un lenguaje selectivo que le valió —tras 15 años de exclusiva colaboración— el máximo reconocimiento disciplinar en el ámbito tanto de la arquitectura como de la fotografía del siglo XX.
Más allá de esta labor de naturaleza profesional, Hervé fue fundamentalmente un artista dotado de una enorme sensibilidad y rigor visual. Poseedor de una intensa biografía y una marcada personalidad, las fotografías de Hervé —en sintonía con las de sus compatriotas Kertész, Brasaaï o Capa— trascienden lo visual y son portadoras de reflexiones de hondo calado conceptual.
En los años de su máximo reconocimiento, Hervé recibió por mediación de Jesús de la Sota —hermano del arquitecto Alejandro de la Sota— el encargo de publicar un fotolibro para la editorial RM de Barcelona, dirigida por Ramon Julià y por el pintor Lluís Marsans. En 1959 Hervé realizó un primer viaje a España con el objeto de realizar un reportaje sobre el monasterio de El Escorial —objeto del encargo original— y emprendió un largo viaje por la costa mediterránea española para fotografiar la arquitectura popular, objeto del segundo encargo para la misma editorial.
Por diversas e inciertas circunstancias, los libros no llegaron a publicarse. Sin embargo, Hervé adoptó estos latentes proyectos como su trabajo personal de cabecera, utilizándolos hasta el final de su vida para explorar sistemas y procesos narrativos apoyados en una rigurosa investigación histórica y conceptual y no exentos —especialmente en el caso de El Escorial— de un notable trasfondo crítico.
La exposición de la Galería José de la Mano presenta por primera vez una muestra representativa de estos dos inéditos proyectos fotográficos que él mismo denominaba “España blanca” y “España negra”. Hervé recorrió la costa mediterránea en busca de esa España blanca que delineaba las formas y las sombras en sus tapias encaladas en relación con el paisaje y, por otro lado, escudriñó en las negras sombras del otrora esplendoroso monumento renacentista la manera de desenmascarar a golpe de luz sus geometrías clásicas esculpidas en granito.
Siendo proyectos independientes, a los ojos de Hervé conformaban una narrativa visual unitaria que, desde su identidad particular, terminaban retratando un pulso entre el esplendor amable y sencillo de esa arquitectura anónima y la gélida monumentalidad de una solemne arquitectura imperial.
La exposición de un selecto número de copias de época de ambas series persigue darles visibilidad para apuntalar su trascendencia no solo en la revalorización de la fortuna crítica de Lucien Hervé sino como paradigma de una diferente mirada fotográfica sobre el imaginario arquetípico de la España de posguerra.
La exposición fotográfica —acompañada con algunos elementos complementarios como cuadernos de notas, hojas de contacto, libros, etc.— presenta una diferente y única revisión foránea de los arquetipos visuales de la España monumental y vernacular de la posguerra y valora el alcance artístico, crítico y conceptual de un extraordinario lenguaje fotográfico que utiliza la luz como caligrafía de lo visual y delatora de las formas de lo construido.
Más allá de esta labor de naturaleza profesional, Hervé fue fundamentalmente un artista dotado de una enorme sensibilidad y rigor visual. Poseedor de una intensa biografía y una marcada personalidad, las fotografías de Hervé —en sintonía con las de sus compatriotas Kertész, Brasaaï o Capa— trascienden lo visual y son portadoras de reflexiones de hondo calado conceptual.
En los años de su máximo reconocimiento, Hervé recibió por mediación de Jesús de la Sota —hermano del arquitecto Alejandro de la Sota— el encargo de publicar un fotolibro para la editorial RM de Barcelona, dirigida por Ramon Julià y por el pintor Lluís Marsans. En 1959 Hervé realizó un primer viaje a España con el objeto de realizar un reportaje sobre el monasterio de El Escorial —objeto del encargo original— y emprendió un largo viaje por la costa mediterránea española para fotografiar la arquitectura popular, objeto del segundo encargo para la misma editorial.
Por diversas e inciertas circunstancias, los libros no llegaron a publicarse. Sin embargo, Hervé adoptó estos latentes proyectos como su trabajo personal de cabecera, utilizándolos hasta el final de su vida para explorar sistemas y procesos narrativos apoyados en una rigurosa investigación histórica y conceptual y no exentos —especialmente en el caso de El Escorial— de un notable trasfondo crítico.
La exposición de la Galería José de la Mano presenta por primera vez una muestra representativa de estos dos inéditos proyectos fotográficos que él mismo denominaba “España blanca” y “España negra”. Hervé recorrió la costa mediterránea en busca de esa España blanca que delineaba las formas y las sombras en sus tapias encaladas en relación con el paisaje y, por otro lado, escudriñó en las negras sombras del otrora esplendoroso monumento renacentista la manera de desenmascarar a golpe de luz sus geometrías clásicas esculpidas en granito.
Siendo proyectos independientes, a los ojos de Hervé conformaban una narrativa visual unitaria que, desde su identidad particular, terminaban retratando un pulso entre el esplendor amable y sencillo de esa arquitectura anónima y la gélida monumentalidad de una solemne arquitectura imperial.
La exposición de un selecto número de copias de época de ambas series persigue darles visibilidad para apuntalar su trascendencia no solo en la revalorización de la fortuna crítica de Lucien Hervé sino como paradigma de una diferente mirada fotográfica sobre el imaginario arquetípico de la España de posguerra.
La exposición fotográfica —acompañada con algunos elementos complementarios como cuadernos de notas, hojas de contacto, libros, etc.— presenta una diferente y única revisión foránea de los arquetipos visuales de la España monumental y vernacular de la posguerra y valora el alcance artístico, crítico y conceptual de un extraordinario lenguaje fotográfico que utiliza la luz como caligrafía de lo visual y delatora de las formas de lo construido.