No resulta fácil asimilar el encargo de interpretar en imágenes uno de los edificios más visitados y fotografiados de la ciudad de Barcelona, puede que también de Europa y que tal vez incluso del mundo... Si además el edificio lleva la firma de Antoni Gaudí y está catalogado por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad, entonces el reto de fotografiarlo resulta aterrador.
La cuestión es, ¿qué puede un fotógrafo aportar de nuevo en una serie de imágenes que traten de interpretar la Casa Batlló? Seguramente dos cosas que aplicadas a la fotografía de arquitectura resulten diferentes pero que no son, desde luego, ninguna novedad. La fotografía no es diferente a cualquier otra de las artes y, como todas ellas, se basa primero en un modo único de mirar la realidad e interpretarla y, segundo, en establecer a partir de ahí una comunicación con el espectador que genere un intercambio fluido de ideas y emociones acerca de la obra.
Interpretar la Casa Batlló en imágenes capaces de atraer la atención del espectador y de seducirlo significa buscar en cada encuadre la continuidad coherente de todos y cada uno de los elementos más esenciales de la obra de Gaudí gráficamente expresados como líneas, formas y colores. Si como yo eres un fotógrafo de arquitectura criado en Barcelona y tienes la inmensa fortuna de vivir a no más de quince minutos caminando de las más importantes obras de Antoni Gaudí, entonces la dificultad en interpretar el edificio gráficamente se incrementa por la propia relación cotidiana que te une a él y que puede tal vez impedirte verlo estéticamente. Pero es ahí donde radica el modo único de mirar de un fotógrafo que de verdad quiera ser llamado como tal, en expresar decididamente en una sucesión ordenada de encuadres la potencia plástica de los elementos visuales más esencialmente simples y atrayentes de este o cualquier edificio porque así permitirá al espectador reconocerlos y, desde ese instante de fascinación, comunicarse con él.
La fotografía de arquitectura tal como la concibo funciona en diversas capas, la primera de ellas la que presenta la abstracción más simple de los elementos del encuadre como líneas, formas y colores, la segunda, la sorpresa de circunstancialmente interpretarlos como el conjunto de un edificio y la tercera, reconocidos de este modo los elementos plásticos en la fotografía, la comunicación más directa y abierta posible con el espectador. Si la comunicación establecida en términos tan simples tiene éxito, entonces las fotografías podrán ser interpretadas con la misma energía y poderosa fascinación a ojos de un espectador en cualquier lugar del mundo.
De aplicar un rigor constante en una mirada expresiva sobre la Casa Batlló y la intención clara de convertir estas fotografías en una herramienta de comunicación creo esta serie de imágenes, un encargo único y una oportunidad profesional increíble que la propiedad de la Casa Batlló me ha confiado.
Pero sois vosotros quienes debéis decirme si lo he conseguido...