En el interior de la vivienda predomina una paleta de colores neutros, en la que destacan los elementos antiguos como la piedra y el azulejo, y las magníficas vistas del campo que enmarcan las ventanas.
Descripción del proyecto por Liliana Maciel Arquitetura
La casa aparece en las afueras de Santo Tirso, en una clara transición al entorno más rural de la ciudad, aunque flanqueada por la transitada Ruta Nacional 105, que conecta Oporto con Guimarães.
A pesar de tener más de un siglo de existencia y sucesivas evoluciones constructivas, la casa se encontraba en un alto grado de degradación, no solo por el peso de la edad, sino también por el hecho de estar deshabitada por más de 30 años. Aún así, su potencial, grandeza y belleza son innegables.
Beneficiada de una excelente exposición al sol, una generosa parcela de tierra y el agua corriente fresca, incluso en los días más calurosos, la propiedad reunió una serie de características que fascinaron a sus propietarios y, más tarde, a nosotros.
Las ganas de rehabilitar, de preservar la memoria y la identidad fueron pilares decisivos para un proyecto que conjugaba la contemporaneidad de soluciones en la búsqueda de una espacialidad de confort térmico, acústico y, por supuesto, estético, en una danza de respeto y sincronización de tiempos y siglos.
Se conservó y pensó la materialidad más icónica del mosaico hidráulico, o la más antigua de piedra y madera, desde la ejecución de los detalles más discretos, hasta la lectura de un todo, asociando materiales de uso y lenguaje más contemporáneo, con tonos, combinaciones y composiciones que dan como resultado este conjunto perfectamente integrado en el paisaje. El invernadero.