De esta manera, se puede observar una estructuración que el arquitecto "denomina apilado programático": la planta de los dormitorios se encuentra entre los espacios de cocina-comedor de la planta baja y el área de ocio de la parte superior. Todo ello culmina en un salón a doble altura en la planta superior, ideal para reuniones y con magnificas vistas a los Picos de Europa y el Mar Cantábrico.
Descripción del proyecto por GarciaGerman Arquitectos
El proyecto supone la rehabilitación y reconstrucción parcial de una casa solariega protegida del SXIX situada en el centro de la villa.
Dada la proporción de la planta, estrecha y profunda, típica de loteos de origen rural, la nueva distribución aprovecha esta longitudinalidad para organizar episodios autónomos alrededor de la sección de la casa, apropiados para los usos solapados requeridos por una extensa familia. Esto se materializa en un apilado programático con la planta de dormitorios localizada entre los espacios de cocina-comedor en planta baja y las áreas sociales encima.
La secuencia ascendente culmina en un salón a doble altura en la planta superior, adecuado para situaciones colectivas y donde se alcanzan las vistas hacia los Picos de Europa y el Mar Cantábrico. La referencia al mar se explicita en la fachada norte, de nueva construcción, que se aligera a medida que asciende hacia un mirador, en una interpretación contemporánea de la fachada sur restaurada.
La inversión en la jerarquía convencional entre usos, con la posición de las zonas sociales arriba, compensa las limitaciones urbanas de la parcela y también formaliza un diagrama organizativo que sugiere un empleo lúdico de estos espacios.
Contrastando con la masividad pétrea de la construcción, los acabados interiores se apoyan en la utilización de madera natural y tonos pastel, reconstruyéndose elementos originales como barandillas, logia, y otros remates.
La ruina inicial contenía un conjunto de azulejos vidriados en su fachada, provenientes del cercano Palacio de El Capricho, construido en el SXIX porAntonio Gaudí. Estas piezas fueron en origen colocadas, en 1884 y en la misma posición en la que han sido restauradas, por Antonio Bona, italiano, primer dueño de la casa, y quien fue el maestro de obras de El Capricho. La recuperación de estos azulejos así como el diseño de las nuevas chimeneas de la casa fortalecen la vinculación y la memoria entre la tipología ancestral de esta arquitectura y el extraordinario florecimiento cultural del Modernismo en Comillas, que perdura como uno de los mayores atractivos de esta pequeña localidad.