El proyecto del edificio de LKSA crea una envolvente formada por la naturaleza cúbica de la estructura creando una retícula que facilita la prolongación del espacio interior en el exterior o lo que es lo mismo que el exterior entre dentro del edificio gracias a unas grandes ventanas de cristal que van de suelo a techo.
La fachada, que se integra de forma natural en el contexto urbano existente, juega con cuatro profundidades diferentes y utiliza como color principal del edificio un tono gris claro, similar en brillo y saturación a las estructuras cercanas. En la planta baja la envolvente se retranquea para acoger cuatro plazas de aparcamiento, y dar paso al un núcleo de comunicaciones situado en la parte trasera del edificio.
La reforma del edificio fue indispensable para ofrecer interiores espaciosos, por lo que fue necesario reforzar la antigua estructura de hormigón y sustituir la mampostería de ladrillo por una estructura de acero.
Blue cube por LKSA. Fotografía por Gu Uijin.
Descripción del proyecto por LKSA
El solar está situado en Gaepo-dong, Gangnam-gu, junto a una carretera de 20 metros de ancho, designada como Zona Residencial General de Tipo 3. El proyecto consistió en remodelar a fondo un edificio de viviendas familiares de seis plantas (una planta sótano y cinco sobre rasante) construido a principios de los 90 con una estructura híbrida de hormigón armado y mampostería de ladrillo. El objetivo era transformar el edificio de uso residencial en un centro de convivencia vecinal, reconfigurando el sistema espacial para satisfacer las demandas contemporáneas.
En los últimos 30 años, el edificio había envejecido, por lo que era necesario actualizar sus sistemas arquitectónicos, estructurales, mecánicos y eléctricos para mejorar sus cualidades estructurales, funcionales y estéticas. Entre los objetivos principales figuraban mejorar la eficiencia de la circulación vertical (como la instalación de un nuevo ascensor y la reconstrucción de la escalera), crear interiores abiertos y espaciosos y reconfigurar la fachada del edificio para maximizar el valor de sus programas.
Se reforzó la estructura de hormigón armado existente y se sustituyó la mampostería de ladrillo por armazón de acero. Esto permitió eliminar los muros de carga que habían dividido los espacios residenciales originales en habitaciones más pequeñas, permitiendo la creación de espacios amplios y abiertos adecuados para un centro de convivencia vecinal. Para fomentar la interacción entre el interior y el exterior, se instalaron ventanas de cristal de altura completa en todo el edificio. La composicióon de la fachada buscaba la uniformidad basada en un patrón cuadriculado, reflejo de la naturaleza cúbica de la estructura. Para introducir ritmo dentro de esta uniformidad, los elementos de la fachada se planificaron con cuatro profundidades distintas.
Para armonizar de forma natural con el contexto urbano existente, el color principal del edificio se eligió en un tono gris claro, similar en brillo y saturación al tejido urbano circundante. Con esta decisión se pretendía que el edificio se integrara en el entorno en lugar de imponer una presencia dominante.
En lugar de borrar una estructura que había perdurado durante décadas y acumulado su propia narrativa urbana e histórica, este proyecto acogió las huellas del pasado del edificio como valiosos activos. Al rediseñar y actualizar la estructura para responder a las necesidades actuales, el proyecto aspiraba a arraigar el edificio firmemente en su lugar al tiempo que fomentaba un nuevo valor. Este planteamiento desafía tanto a arquitectos como a propietarios de edificios a considerar en profundidad las implicaciones de la reutilización adaptativa y la continuidad histórica.
En este espacio recién renacido, como una flor que florece con fresca vitalidad, espero que quienes lo habiten y lo experimenten exhalen en silencio la fragancia de bellos recuerdos durante años.