L35 Architects junto con gmp Arkitecten y Ribas & Ribas Arquitectos propone otorgar al estadio mediante esta remodelación, un nuevo acceso público creando bajo el gran vuelo del nuevo lobby del estadio hacia el Paseo de la Castellana, una presencia icónica que resuelve arquitectónicamente la ausencia de una entrada principal previa, acercando el estadio a la ciudad.
El Estadio Santiago Bernabéu está llegando a la fase final de su remodelación, con la que pretende contribuir a ordenar el entorno aportando valores urbanos y reflejar los valores del deporte mediante un sistema de envolvente flexible que refleja la luz de manera cambiante, siendo un reflejo de la actividad de la ciudad.
Estadio Santiago Bernabéu por L35 Architects, gmp Arkitecten y Ribas & Ribas Arquitectos. Fotografía por Miguel de Guzmán.
La redefinición de un símbolo: El Bernabéu es mucho más que un estadio
Tras numerosas reformas para su ampliación y modernización, la actual remodelación del Estadio Santiago Bernabéu dio comienzo en 2012, cuando el equipo formado por L35 Architects, en colaboración con GMP y Ribas & Ribas, se presentó al concurso convocado por el Real Madrid ante otros grandes estudios internacionales, concurso que fue adjudicado al equipo en 2014.
«Nuestro reto como arquitectos ha sido el de remodelar un edificio monumental y conseguir una imagen memorable para el club y la ciudad, resolviendo todos los retos funcionales y que a su vez contribuya a ordenar el entorno aportando calidad y valores urbanos.»
Tristán López - Chicheri, CEO-senior partner de L35 Architects.
Uno de los objetivos de la propuesta era otorgar al estadio un nuevo acceso público, ya que tenía 57 puertas, pero ninguna entrada. El diseño del nuevo gran lobby del estadio bajo el gran vuelo hacia el Paseo de la Castellana resuelve arquitectónicamente la ausencia de una entrada principal previa al proyecto de remodelación, otorgando al estadio una nueva presencia icónica.
En el lado Este, de cara a la Plaza de los Sagrados Corazones, se encuentra el otro acceso principal del estadio. Este espacio, anteriormente edificado, se acerca a la ciudad creando una plaza ligeramente deprimida que permite generar una nueva fachada. Está un nivel por debajo del estadio y da acceso público al museo del Real Madrid y a zonas comerciales.
Al bajar el nivel de la plaza, se solucionaron las entradas subterráneas a vehículos mediante unos montículos que tienen una triple función: disimular las rampas de acceso, ocultar las chimeneas de ventilación entre la vegetación y, por último, generar un muro verde que recoge el espacio libre central de la plaza, transformándolo en un nuevo espacio público protegido del tráfico.
Una nueva fachada permeable y cambiante
El principal objetivo de la propuesta fue dotar al estadio de una fachada flexible y cambiante que reflejara los valores del deporte: una fachada dinámica. De tal manera que a medida que el transeúnte la rodea va cambiando y genera zonas cubiertas y cambiantes en escala. Un sistema de envolvente flexible, que pudiera adaptarse a todas las variables que se integrarían al proyecto a medida que avanzara. Además, desde los primeros croquis para el concepto de remodelación, la intención era reajustar la masividad del edificio a la escala de la ciudad. Había que responder al encargo del Real Madrid que requería crear una imagen memorable para el Bernabéu, un nuevo icono.
«La geometría asimétrica y fluida de la nueva fachada fue una decisión temprana y muy meditada. A punto de presentar un concepto más canónico, seguíamos dándole vueltas para que cumpliera con los objetivos que queríamos alcanzar. Junto a Ernesto Klingenberg dibujamos varios croquis, buscando una envolvente que tuviera una identidad reconocible y que fuera flexible para poder acomodar tanto el estadio existente como los usos futuros. Uno de estos croquis espontáneos fue la génesis de la idea del Nuevo Santiago Bernabéu.»
La geometría singular de la nueva envolvente no es casual. Sus superficies curvas reflejan la luz de manera cambiante; sus suaves aristas expresan dinamismo. Además, esta forma se amolda a las necesidades del nuevo programa, creciendo o retrayéndose sin perder su unidad o su carácter.
La envolvente no se concibe como una armadura hermética, sino como una piel de acero ligera y permeable, que mediante la parametrización de sus lamas abre huecos que permiten la entrada de luz y aire, necesario para garantizar la ventilación natural requerida para el funcionamiento de las galerías exteriores. Esta condición semiabierta permite que se insinúe un interior, que se manifiesta durante las noches que el estadio está encendido. Durante el resto del tiempo, se busca mimetizar al estadio con su entorno, al tratar la fachada cómo un sutil espejo que recoge la actividad cambiante de la ciudad. Se busca la noble cualidad reflectante del acero que, con un tratamiento superficial específico, provoca ese característico reflejo cálido y difuminado a la fachada, junto con la curvatura y sinuosidad de las formas.
Al cubrir la grada, se consigue mejorar el confort, proteger a los espectadores de la lluvia y del sol y mejorar la experiencia global. Además, la cubierta también se ha diseñado para ser un soporte sobre el que colgar múltiples elementos que mejoran la experiencia deportiva: pantallas, videomarcadores, iluminación, proyectores y cámaras de seguridad. Contar, además, con una cubierta capaz de cerrarse por completo permite crear un ambiente controlado e independientemente de las condiciones climáticas.