El trabajo de Mangrané ocupa dos plantas del museo de arte contemporáneo Kiasma. En una de ellas se realiza una reflexión visual a través de un único color, una alfombra azul junto con la luz que se filtre por las ventanas, equipadas con vinilo de este color, crean un ambiente especial, casi intangible y cambiante. La instalación de la galería cuenta con diferentes esculturas que complementan la experiencia del recorrido.
El olor y el sabor también tienen un gran protagonismo, y la sección bautizada como «Naranja Naranjas» (2001) invita a los visitantes a hacer y beber jugo de naranja en un pabellón translúcido con luces naranjas. Mientras que el olor y el sabor siguen siendo reconocibles, el efecto de iluminación distorsiona el color y la apariencia de la fruta y el jugo. Una experiencia sinestésica que crea sensaciones distopícas.

Daniel Steegmann Mangrané, «Economic Dune», Modelo sin Cualidades 2011. Fotografía por Petri Virtanen / Galería Nacional de Finlandia.
La experiencia ordinaria se ve transformada por Mangrané en una nueva sensación desconocida. Las iluminaciones distorsionan los colores, las apariencias, hasta la imagen que se tiene de una fruta o de un zumo que deriva de esta. El entorno es continua cambiando y se ve ese espectáculo que trata de transmitir con sus ideas.
Desde 2004, Mangrané tiene su sede en Río de Janeiro, por lo que su obra hace referencia a la selva tropical de Brasil. Su práctica también se ve fuertemente influenciada por la naturaleza y la crisis climática del planeta. Ramas, hojas e insectos son motivos recurrentes, sus formas geométricas reflejan la relación entre la abstracción y la naturaleza. Estas obras se convierten en un juego con el entorno.

Daniel Steegmann Mangrané, «Mano con hojas», 2013. Fotografía por Aurelien Mole.

Daniel Steegmann Mangrané, «Mano con hojas», 2013. Fotografía por Aurelien Mole.
La exposición también cuenta con fragmentos de obras audiovisuales creadas por él. El artista anima a mirar dos veces el mundo que nos rodea, buscar las metáforas de la naturaleza y los espejismos que puede crear de manera orgánica. Su dinámica compleja nos hace buscar la frontera que existe entre lo natural y lo artificial.
El olor y el sabor también tienen un gran protagonismo, y la sección bautizada como «Naranja Naranjas» (2001) invita a los visitantes a hacer y beber jugo de naranja en un pabellón translúcido con luces naranjas. Mientras que el olor y el sabor siguen siendo reconocibles, el efecto de iluminación distorsiona el color y la apariencia de la fruta y el jugo. Una experiencia sinestésica que crea sensaciones distopícas.

Daniel Steegmann Mangrané, «Economic Dune», Modelo sin Cualidades 2011. Fotografía por Petri Virtanen / Galería Nacional de Finlandia.
La experiencia ordinaria se ve transformada por Mangrané en una nueva sensación desconocida. Las iluminaciones distorsionan los colores, las apariencias, hasta la imagen que se tiene de una fruta o de un zumo que deriva de esta. El entorno es continua cambiando y se ve ese espectáculo que trata de transmitir con sus ideas.
Desde 2004, Mangrané tiene su sede en Río de Janeiro, por lo que su obra hace referencia a la selva tropical de Brasil. Su práctica también se ve fuertemente influenciada por la naturaleza y la crisis climática del planeta. Ramas, hojas e insectos son motivos recurrentes, sus formas geométricas reflejan la relación entre la abstracción y la naturaleza. Estas obras se convierten en un juego con el entorno.

Daniel Steegmann Mangrané, «Mano con hojas», 2013. Fotografía por Aurelien Mole.

Daniel Steegmann Mangrané, «Mano con hojas», 2013. Fotografía por Aurelien Mole.
La exposición también cuenta con fragmentos de obras audiovisuales creadas por él. El artista anima a mirar dos veces el mundo que nos rodea, buscar las metáforas de la naturaleza y los espejismos que puede crear de manera orgánica. Su dinámica compleja nos hace buscar la frontera que existe entre lo natural y lo artificial.