La Bienal de Arquitectura y Paisaje de Île-de-France, la exposición de arquitectura más importante de Francia, celebrará desde el 7 de mayo al 13 de julio, su tercera edición. La exposición "Cuatro grados centígrados entre tú y yo", comisariada por Sana Frini, de la firma mexicana LOCUS, y Philippe Rahm, de la firma francesa PHILIPPE RAHM ARCHITECTES formará parte de la convocatoria 2025.
El objetivo de la exposición será evidenciar la evolución que experimentarán ciudades de clima templado, como es el caso de París y otras ciudades del norte en latitudes similares, para finales de siglo XXI, como respuesta al avance del cambio climático. El tema central de la muestra plantea una transición por parte de dichas ciudades hacia un clima subtropical, lo que supondrá desafíos y oportunidades significativas para el diseño arquitectónico y urbano.
En lo que respecta particularmente a la ciudad de París, el informe de Météo-France ha anunciado para el año 2100 las siguientes modificaciones:
En verano:
- Un aumento de la temperatura media de hasta +5.3°C.
- Un incremento drástico en el número de días de ola de calor, que pasarán de 1 día actual a entre 3 y 26 días por año.
- Un aumento en la frecuencia y severidad de las sequías.
En invierno:
- Un aumento de la temperatura media de hasta +3.9°C, con menos períodos de heladas.
- Un incremento en la cantidad de agua precipitada, sin un aumento significativo en el número de días de lluvia.
La exposición aspira a estimular arquitectos y urbanistas que trabajan en ciudades con climas templados, como París, Nueva York o Londres, a que tomen como referencia aquellos modelos de arquitectura y urbanismo que que son aplicados en ciudades del sur, donde los climas subtropicales, mediterráneos, áridos o tropicales reclaman soluciones que sean capaces de combatir el calor, la sequía, la lluvia y las inundaciones.
Esta transformación climática supone que el paisaje urbano de los climas templados se "mediterraneizará" y se "tropicalizará" a lo largo del siglo XXI. La estética de la arquitectura y el urbanismo no será ajena a dicha revolución y tendrá, por consiguiente, que adaptar sus formas, apariencias y, de manera más profunda, las culturas, costumbres y estilos de vida a estas nuevas condiciones materiales.