Fachada cortina
El diseño de la fachada supuso un gran reto, pues está superpuesta a la cara exterior y rodea todo el volumen. Para su construcción se emplearon elementos de cristal acrílico ondulado de la altura del mismo edificio, de aprox. 1,8 metros de ancho por 11 de alto. Estos se componen de una capa exterior transparente e incolora y una capa interior blanca opaca. Los paneles individuales se fundieron en forma plana para luego proceder a calentarlos a 60 grados con el fin de poder darles la estructura ondulada mediante un procedimiento de moldeado al vacío. Como ningún fabricante podía procesar elementos de este tamaño, hubo que construir hornos especiales.
La principal preocupación de los arquitectos era evitar una iteración obvia. Por ello se desarrollaron tres elementos distintos con una sucesión irregular de ondas más estrechas o más anchas. Además, como los paneles colgados de manera invisible se podían instalar girados en 180 grados se consiguieron seis tipos distintos en la sucesión. El objetivo de la disposición era evitar un patrón evidente y la perfecta armonización con las aberturas de la fachada (ventanas, muelles de carga, puertas).
Vista de lejos, la fachada parece homogénea gracias al color blanco y a su brillo casi surrealista, pero a medida que uno se acerca gana en vitalidad y profundidad. Además, como solo se puede apreciar una parte del volumen completo, desde fuera el edificio parece mucho más pequeño de lo que en realidad es. Se incorpora una impresión de ligereza y transparencia, puesto que en ninguna parte se puede ver realmente el pabellón completo. El edificio permanece enigmático y apenas revela nada sobre su función. El carácter casi inmaterial se refuerza debido a que desde fuera solo se puede reconocer la piel de la fachada que parece de tela, mientras que la fachada, el tejado y la estructura portante permanecen ocultos.
Desde el exterior tampoco se aprecia que la planta no es un círculo perfecto, ni siquiera se puede entrever, aunque quizá se lo intuya. De la misma forma en que SANAA evita las simetrías clásicas en muchos de sus edificios, también opera una y otra vez con figuras geométricas algo distorsionadas. Aquí podríamos pensar en el concepto estético del Wabi-Sabi, una idea japonesa que afirma que la imperfección y la perfección estética no son contradictorias. La sutil forma del «Alessi Tea Set» (2004) de SANAA apunta en esta dirección. A la vista de este proyecto para Vitra, Kazuyo Sejima y Ryue Nishizawa también dejan entrever, en parte, la viveza del dibujo a mano alzada, que para ellos siempre está al principio de todo proceso de diseño para el traspaso de la realidad al ordenador. Y para constatarlo afirman: «My impression is that the circle, the perfect circle is a bit too rigid».
CRÉDITOS
Arquitectos.- Kazuyo Sejima + Ryue Nishizawa / SANAA, Tokio, Japón.
Planificación de arquitectura.- Kazuyo Sejima & Ryue Nishizawa.
Ejecución de arquitectura.- Mayer Bährle Freie Architekten BDA, Lörrach, Alemania; en colaboración con nkbak, Frankfurt, Alemania.
Equipo de proyecto.- SANAA team: Takayuki Hasegawa, Marieke Kums (ex-staff); nkbak team: Nicole Kerstin Berganski, Andreas Krawczyk; Mayer Bährle Freie Architekten BDA.
Planificación de la estructura portante.- Bollinger und Grohmann GmbH, Fráncfort, Alemania
SAPS – Sasaki and Partners, Tokio, Japón
Cliente.- Vitra Verwaltungs GmbH, Weil am Rhein, Alemania.
DATOS DE LA CONSTRUCCIÓN
Superficie del terreno (ST) 50.000 m²
Superficie base construida (SBC) 20.455 m²
Dimensiones de la construcción
Diámetro este-oeste: 156 m
Diámetro norte-sur: 159 m
Volumen construido (VC) Superficie: 206.600 m³
Subterráneo: 33.280 m³
Superficie construida (SC) Superficie: 20.455 m²
Subterráneo: 10.565 m²
Relación VC/SC: Total 7,7
Superficie de la fachada: 5.740 m²
Número de plantas: 1 subterráneo + 1 planta baja