Estos días saltaba la polémica por el artículo realizado por Willian Curtis, seguramente motivado por la reciente inauguración del rascacielos Shard diseñado por Renzo Piano para Londres. En líneas generales y desde España nada que decir al contenido del texto, aunque su publicación siempre produce numerosas reacciones dolientes.

En este caso tan solo objetar que la crítica debería haber sido antes. Los críticos más populares y generadores de opinión deberían ser un poco más comprometidos y adelantados. Realizar críticas a "toro pasado" siempre es más fácil que cuando el toro está por venir. Curtis dice que solo unos pocos vieron la que se venía encima, cierto, pero también es cierto que en aquellas trincheras él no estaba. Por todo lo demás, a pesar de que no considero que el "neoclasicismo" sea la salvación de nada y de que la torre Agbar no está en ningún casco histórico con siglos de historia, en general la idea transmitida nos parece acertada. Aunque un poco tarde, bien venida sea la reflexión de W. JR Curtis.
 

CÓMO EL URBANISMO VIAGRA CAUSA ESTRAGOS EN NUESTRAS CIUDADES. (por Willian JR Curtis)

La arquitectura en los tiempos previos a esta crisis económica a menudo degeneró en un juego de imágenes creadas por ordenador y clientes atraídos hacia ellas por los llamados edificios "icono". Todo ello producía un efecto inmediato de seducción en los políticos e inversores con gestos sensacionalistas, en sintonía con el libre mercado, los intereses transitorios del capitalismo globalizado, y "la sociedad del espectáculo". Imágenes virtuales seductoras se usaban para vender proyectos de gran alcance que en realidad eran enormes paquetes de inversión al servicio de de los intereses de la plutocracia internacional, sin ningún sentido real de responsabilidad hacia las comunidades locales y el espacio urbano.

Estos grandes planes para esas prestigiosas torres a menudo se enfrentaron con el contexto urbano y trivializaron el pasado, pero fueron promovidos como si le diesen "identidad" a ésta o aquella ciudad, una absurda pretensión en lugares de siglos de antigüedad. La torre fálica de Jean Nouvel en Barcelona iba a hacer "eco" de la Sagrada Familia de Gaudí, y las montañas sagradas de Montserrat, cuando en realidad vulgarizaban el horizonte con un gesto efectista. El Tour Triangle en el sur de París, de Herzog y de Meuron (por suerte sin construir de momento), se comparó en la prensa con la pirámide de Pei en el Louvre, a pesar de que era aproximadamente 8 veces más alto y una construcción privada, no un monumento público. Las imágenes generadas por ordenador de este monolito de 180 metros de alto fueron trucadas para que se viese transparente bajo el cielo.

Una nueva tipología Pulp Fiction ha surgido en la web, pornografía de los skylines erotizada. En un proyecto de la torre de Moscú, (que podría haber venido de  Dubai o Shanghai), RMJM afirmaron haber logrado una "forma orgánica sexy", un edificio "profundamente arraigado en el lugar". Su proyecto de la torre Gazprom en San Petersburgo fue de 396 metros de altura y tenía la pinta de un ejercicio de desafortunado tecno-kitsch, urbanismo Viagra, y megalomanía política. Sin embargo, fue catalogado como la última adición a la "ciudad de las agujas" con su planta poligonal que se asemeja a una fortaleza histórica sueca.

Las bromas del contextualismo se usaron cínicamente para persuadir a la población local y las personalidades que el dinero realmente estaba pensado para ellos y su patrimonio. Los ciudadanos de San Petersburgo no se dejaron engañar tan fácilmente y se lanzaron a las calles para defender una de las ciudades neoclásicas más bellas del mundo. La situación se repite ahora en Sevilla, donde Cesar Pelli ha diseñado un mástil desgarbado, la torre Cajasol(de 178 metros de altura), que compite desastrosamente con la histórica Giralda.

Londres se ha convertido en el epicentro de un doble lenguaje en política y finanzas, particularmente en la confusión entre la riqueza privada y el interés público. El alma de la ciudad se ha vendido al mejor postor. El edificio Shard de Renzo Piano es ahora un alojamiento de lujo y una inversión extranjera promovida como un regalo a la vida ciudadana.

Una página web afirma que este monstruo triturador y especulativo se inspira en los campanarios de las iglesias históricas y en los mástiles de los barcos vistos en el Támesis desde el Canaletto. La cimentación de pilotes del edificio se compara con la Columna de Nelson. De hecho la torre compite con la Catedral de St Paul, a la misma distancia que el "pepinillo" de Foster (que se comparó una vez con la Piña de Christopher Wren). A veces las fábulas se convierten en caricaturas.

Muchas veces se pretende transmitir preocupación social. La torre de 140 metros de altura de Lifschutz Davidson Sandilands, se vendió como una supuesta contribución a la comunidad londinense, a pesar del impacto negativo sobre un edificio verdaderamente urbano, el National Theatre. En Londres, en los últimos años, con sus rescates de bancos y grandes estafas, se ha desarrollado el socialismo para ricos y el "laissez faire" para los pobres. O, como JK Galbraith podría haber apuntado: "riqueza privada y miseria pública". Lo que nos trae de vuelta al juego de la plutocracia absurda, la escultura de ArcelorMittal en el recinto de los Juegos Olímpicos.

Si alguna vez hubo un monumento al exceso, debió ser este amontonamiento de vigas de acero de color rojo diseñado por Anish Kapoor y Cecil Balmond. Como una pieza de atracción de feria que enloquece, la "Órbita" marca involuntariamente la defunción de la industria del acero en Europa. En tiempos de cierre de fábricas y deslocalizaciones, es un triste síntoma de la desigualdad social en lugar de un monumento digno del ideal olímpico.

(Traducción por Ana Segura)

Leer más
Contraer

Más información

Publicado en: 26 de Julio de 2012
Cita: "CÓMO EL URBANISMO VIAGRA CAUSA ESTRAGOS EN NUESTRAS CIUDADES" METALOCUS. Accedido el
<http://www.metalocus.es/es/noticias/como-el-urbanismo-viagra-causa-estragos-en-nuestras-ciudades> ISSN 1139-6415
Loading content ...
Loading content ...
Loading content ...
Loading content ...
Loading content ...
Loading content ...
Loading content ...
Loading content ...
Loading content ...
Loading content ...
Loading content ...
Loading content ...
Loading content ...
Loading content ...
Loading content ...
Loading content ...
Loading content ...
Loading content ...
Loading content ...
Loading content ...
Loading content ...
Loading content ...
Loading content ...
Loading content ...
Loading content ...
Loading content ...
Loading content ...
Loading content ...
Loading content ...
Loading content ...
Loading content ...
Loading content ...
Loading content ...
Loading content ...
Loading content ...
Loading content ...
Loading content ...
Loading content ...
Loading content ...
Loading content ...
Loading content ...
Loading content ...
Loading content ...
Loading content ...
Loading content ...
Loading content ...
Loading content ...
Loading content ...
Loading content ...
Loading content ...
Loading content ...
Loading content ...
Loading content ...
Loading content ...