En el texto que sigue a continuación Rem Koolhaas se pregunta sobre aquello que realmente hace que una ciudad sea "inteligente" y sostiene que es fundamental para estas ciudades y los gobiernos volver a encontrarse.
Transcripción realizada de una charla dada en la reunión del Grupo de Alto Nivel sobre Ciudades Inteligentes, en Bruselas, el pasado 24 de Septiembre de 2014. La traducción al español ha sido realizada por José Juan Barba, arquitecto y profesor.
La retórica de las ciudades inteligentes sería más convincente si el medio ambiente propuesto por las empresas de tecnología fuese en realidad un modelo creíble de lo que la ciudad puede ser. Sin embargo si nos fijamos en Silicon Valley, se ve que las mayores innovaciones en el campo digital han creado un entorno suburbano anodino que se está volviendo cada vez más exclusivista.
He tenido una sensación de hundimiento cuando estaba escuchando las charlas de estas figuras prominentes en el ámbito de las ciudades inteligentes, porque la ciudad solía ser el dominio del arquitecto, y ahora, con franqueza, ellos la han hecho su dominio particular. Esta transferencia de autoridad se ha logrado de una manera inteligente llamando a su ciudad inteligente (y llamándola inteligente, nuestra ciudad está condenada a ser estúpida). Aquí están algunas ideas sobre la ciudad inteligente, algunas de los cuales son críticas; pero al final, está claro que quienes están en el ámbito digital y los arquitectos tendrán que trabajar juntos.
¥€$ RÉGIMEN
La arquitectura solía tratar acerca de la creación de la comunidad, y de como hacer el mejor esfuerzo para representar a esa comunidad. Desde el triunfo de la economía de mercado a finales de 1970, la arquitectura ya no expresa los valores públicos, en su lugar representa los valores del sector privado. Es de hecho un régimen - el régimen ¥ € $ - que ha invadido todos los ámbitos, lo queramos o no. Este régimen ha tenido un impacto muy grande en las ciudades y la forma de entender las ciudades. Con la confianza y la seguridad, como argumentos vendibles, la ciudad se ha convertido en mucho menos arriesgada y más predecible. Para complicar la situación, cuando la economía de mercado se apoderó de la situación al final de la década de 1970, los arquitectos dejaron de escribir manifiestos. Dejamos de pensar en la ciudad, justo en el momento en el que explotaba la sustancia urbana por todo el mundo desarrollado. La ciudad triunfó en el mismo momento en que se dejaba de pensar en la ciudad. La ciudad "inteligente" ha ocupado ese vacío. Pero al ser corporaciones comerciales, su trabajo está cambiando la noción de ciudad misma. Tal vez no es casualidad que ciudades "habitables" - planas - como Vancouver, Melbourne y Perth incluso están reemplazando a las metrópolis tradicionales en nuestro imaginario.
RETÓRICA APOCALÍPTICA
En la actualidad el movimiento de la ciudad inteligente es un territorio con muchos seguidores, y por lo tanto sus protagonistas están identificando una multiplicidad de desastres que se pueden evitar. Los efectos del cambio climático, envejecimiento de la población y la infraestructura, agua y suministro de energía, todos se presentan como problemas para los que las ciudades inteligentes tienen una respuesta. Escenarios apocalípticos que son gestionados y mitigados por soluciones basadas en sensores. La retórica de las Smart Cities / Ciudades Inteligentes se basa en consignas ("arreglar las tuberías con fugas, salvar millones"). Todo ahorra millones, no importa lo insignificante que sea el problema, simplemente depende de la escala del sistema que sea monitoreado. La motivación comercial corrompe cualquier entidad a la que se supone debe servir ... Para salvar a la ciudad, puede que tengamos que destruirla ...
Cuando nos fijamos en el lenguaje visual a través del cual se representa la ciudad inteligente, es por lo general con bordes simplistas, infantiles redondeos y colores brillantes. Los ciudadanos de la ciudad inteligente a los que afirma servir son tratados como niños. Estamos hartos de iconos lindos de la vida urbana, integrada con dispositivos inofensivos, cohesionando diagramas agradables en los que los ciudadanos y los negocios están rodeados por más y más círculos de servicios que crean burbujas de control. ¿Por qué las ciudades inteligentes ofrecen sólo mejora? ¿Dónde está la posibilidad de la transgresión? Y en lugar de desechar la inteligencia urbana acumulada durante siglos, hay que estudiar la manera en la que hoy en día se considera "inteligencia" sobre épocas anteriores de conocimiento.
SI LOS ALCALDES GOBERNASEN EL MUNDO.
El movimiento de la ciudad inteligente se está centrando en el reciente fenómeno por el que más del 50 por ciento de la población mundial vive en ciudades. Por lo tanto, los alcaldes han sido el blanco de ataques como los clientes o los iniciadores de las ciudades inteligentes. Los alcaldes son particularmente susceptibles a la retórica de la ciudad inteligente: es muy atractivo ser un alcalde inteligente. El libro If Mayors Rules the World / Si los alcaldes gobernasen el mundo, propone un parlamento mundial de alcaldes.
Esta confluencia de retóricas: la "ciudad inteligente", la "clase creativa" y "la innovación", está creando un argumento cada vez más fuerte y más fuerte para suconsolidación. Si nos fijamos en una elegante sala de control de la ciudad, como la de Río de Janeiro realizada por IBM, comienzas a preguntarte sobre el alcance de lo que realmente está siendo controlado.
COMODIDAD, SEGURIDAD, SOSTENIBILIDAD.
Debido a que el movimiento de la ciudad inteligente ha sido apolítico en sus declaraciones, también tenemos que preguntarnos acerca de la política que hay detrás de las mejoras que se ofrecen. Una nueva trinidad está en el trabajo: los valores europeos tradicionales de libertad, igualdad, y fraternidad han sido sustituidos en el siglo XXI por confort, seguridad y sostenibilidad. Ahora son los valores dominantes de nuestra cultura, una revolución que apenas ha sido percibida.
SALA DE TRIBUNAL
El coche es un elemento clave en la ciudad inteligente. Ahora está siendo equipado con dispositivos de vigilancia cada vez más complejos. Por un lado, los dispositivos para mejorar el comportamiento del conductor, que por otro lado crean un alto grado de vigilancia. No estoy convencido de que el público de la bienvenida a este grado de supervisión. Prefiero que el coche no sea una sala de juzgado.
JAULA DE FARADAY
En los últimos dos años hemos estado analizando, con la Graduate School of Design de Harvard, los elementos arquitectónicos como: la pared, el piso, la puerta, el techo o la escalera, ver cómo están evolucionando en el momento actual. Si la ciudad es cada vez más un sistema de vigilancia integral, la casa se está convirtiendo en una célula automatizada, sensible, repleto de dispositivos como ventanas automatizadas que se pueden abrir, pero sólo en ciertos momentos del día; pisos incrustados con sensores de manera que el cambio en la posición de una persona vertical u horizontalmene, por la razón que sea, se registra; espacios que no se calientan en su totalidad, sino que hacen un seguimiento de sus habitantes con sensores y rodeandolos con escudos térmicos. Pronto será necesaria una jaula de Faraday como componente imprescindible en cualquier hogar (una sala de seguridad en la que poder retirarte de la detección digital y la anticipación).
POLÍTICA
La retórica de las ciudades inteligentes sería más convincente si el medio ambiente que las empresas de tecnología crean en realidad fuese un convincente modelo de lo que la ciudad puede ser. Sin embargo si nos fijamos en Silicon Valley, se ve que las mayores innovaciones en el campo digital han creado un entorno suburbano anodino que se está volviendo cada vez más exclusivista, con sus burbujas tecnologícas aisladas de la esfera pública. No es de extrañar que el movimiento digital esté encontrando oposición en su propia casa. Ciudades inteligentes y política han sido divergentes, creciendo en mundos separados. Es absolutamente fundamental que los dos converjan de nuevo.
Por Rem Koolhaas, arquitecto y profesor. Traducción. José Juan Barba, arquitecto y profesor.