El estudio catalán Calderon-Folch-Sarsanedas Arquitectes ha conseguido lo que se proponía, un edificio social, no sólo por su contenido programático, sino por ser un lugar de encuentro de sus usuarios. El centro es al mismo tiempo una plaza, un espacio de ocio y un 'conector' con el entorno natural. El arroyo con el que linda la parcela es el elemento que influye en el diseño de forma más visible. Los arquitectos se adaptan a los límites administrativos del arroyo, hasta el punto que la fachada parece un espejo del meandro del río al paso por la parcela. Este diálogo se traduce también al interior mediante líneas quebradas que definen estratos longitudinales las cuales se van diluyendo según se alejan del margen del río para delimitar las estancias más privadas. En definitiva, un buen ejemplo de cómo hacer arquitectura pública, trabajando de manera integral con una mente abierta y positiva.
Descripción del proyecto por Calderon-Folch-Sarsanedas Arquitectes
Begues, un municipio situado en el Parque Natural del Garraf, requiería una biblioteca, un centro social y un teatro de usos múltiples. Para llevar a cabo el proyecto, en el que varias organizaciones locales y las tres administraciones diferentes participaron, se dispuso de una parcela triangular que va a lo largo del Arroyo de Begues.
El proceso de diseño se cristalizó mediante una cadena de sinergias entre organizaciones, administraciones, técnicos, los ciudadanos y el lugar en sí. Se inició con la definición de un programa funcional acordado y adecuado y culminó con la elección del nombre del centro por parte de los ciudadanos de Begues y el proceso de catalogación de un joven roble por su valor cultural.
Dos ideas principales sustentan la concepción de la nueva instalación: generar una confluente "plaza interior" y sintonizar con el medio ambiente revitalizando el margen del arroyo.
La "plaza interior".
El proyecto se esboza un solo edificio que reúne los tres servicios, la creación de un espacio comunitario, un lugar donde la gente se reúne, lo que mejorará la interacción ciudadana, la sinergia cultural y la sostenibilidad en su construcción y gestión. La arquitectura que alberga una instalación de este tipo debe ser diversa y pluricéntrica con el fin de apoyar una amplia variedad de usuarios y actividades previstas, pero también debe tener la capacidad de fortalecer y armonizar la relación entre las organizaciones y usuarios. El proyecto arquitectónico se inicia con la definición de un núcleo base, un ágora capaz de atraer y articular alrededor de todas las áreas definidas en el programa, un lugar donde todos los usuarios pueden identificarse a sí mismos como pertenecientes al mismo.
Sintonizar con el medio ambiente revitalizando el margen del arroyo.
La parcela triangular se encuentra en la parte inferior de una colina cubierta de pinos y rodeada por dos calles en sus lados cortos y por el arroyo Fonda (específicamente en el límite de inundación elaborado por la Agencia del Agua catalán) en su lado largo.
El edificio acepta los límites de la parcela como suyos propios y ocupa todo el lugar para conseguir una construcción horizontal integrada en el paisaje y que alberga al mismo tiempo el espacio de vestíbulo. El diseño quiere recuperar el arroyo y la memoria colectiva de una piscina (lugar popular para el ocio de verano). Por esta razón, la fachada principal está orientada al norte, recogiendo el flujo de vecinos que vienen de camino Ral y reevaluar este paisaje olvidado, revitalizar el ecosistema y promover una nueva relación con los usuarios del centro.
Por tanto, el edificio pretende ser una corriente, un meandro y una piscina, que fluye y que refleja el ambiente. El perfil de la geometría orgánica de la fachada refleja la reverberación del meandro serpenteante, la generación de una nueva ruta de acceso y abraza el roble que da nombre al Centro; su materialidad es en ocasiones espejada (para reflejar y multiplicar el paisaje en cada pieza de vidrio) y, a veces biosférica (para respetar la naturalidad del medio ambiente).
En el interior, cada parte del programa encuentra su lugar natural, casi respetando la lógica hidráulica por la que la erosión y los sedimentos definen el borde de la orilla del arroyo. De este modo, el interior se organiza en capas longitudinales siguendo la línea de la corriente produciendo espacios más o menos dilatados, que tienen una importancia progresiva más dinámica, fluida, clara y acuosa cerca de la fachada que da al arroyo y más sólida, opaca, privada o de piedra en la parte que da a la montaña. Principalmente la biblioteca, pero también EspaiNou, Punt Jove y el bar se desarrollan a lo largo de esta fachada que se abre al paisaje, ofreciendo magníficas vistas. El teatro, las salas de ensayo y los diversos servicios que requiren espacios más cerrados se encuentran en la última capa o en el lugar más alejado del arroyo. Todos estos espacios se articulan a través de un ágora cuya morfología, materialidad e iluminación natural procuran un ambiente natural que recuerda al disfrute de recorrer el arroyo.