El edificio se piensa como una prolongación del espacio público que tiene delante, y se diseña como elemento urbano independiente. Arranca con un amplio vestíbulo, comenta José Luis Campos de CrystalZoo en su memoria, «casi sin darnos cuenta, la plaza entra en el edificio de la misma manera que el edificio se convierte en plaza».
Con esta obra, los arquitectos recibieron el premio FOPA, un reconocimiento a la mejor obra construida en la provincia de Alicante.
Descripción del proyecto
Esta nueva Biblioteca municipal se encuentra en una pequeña localidad al oeste de Alicante, San Vicente del Raspeig. El municipio contaba inicialmente con otras tres bibliotecas separadas, dos infantiles y una para adultos, con la realización del proyecto se pretendía unificar esta situación, para la que se desplegó una superficie de 2.300 m².
La biblioteca se sitúa en la Plaza Huerto de los Leones, entre las calles Blasco Ibáñez y Labradores, una zona de clara centralidad con respecto a la estructura urbana pero carente de cohesión formal o de una identidad reconocible, un centro urbano poco estructurado que invitó a que este proyecto se convirtiera en una pieza de referencia, o como lo calificaron desde el estudio un “atractor” urbano.
El proyecto parte de un concepto de reciclaje urbano de puesta en carga funcional. La introducción de este nuevo edificio no solo altera y reactiva los flujos de movimientos de los ciudadanos en la plaza y calles aledañas, sino que además permite la generación de nuevas actividades y la atracción de nuevos usuarios a este espacio urbano.
Para ello el edificio, el proyecto, utiliza dos estrategias de identidad urbana: se piensa como una extensión, una prolongación del espacio público que tiene delante, y se diseña como elemento urbano independiente, tanto física como visualmente con respecto a los edificios vecinos.
“El edificio arranca con un amplio vestíbulo que se apropia de la calle, confundiendo los límites espaciales, y tratando de canalizar los flujos”, comenta Crystalzoo en su memoria. ”Casi sin darnos cuenta, la plaza entra en el edificio de la misma manera que el edificio se convierte en plaza”,… Como un gran aspirador... atrapa al peatón, quien sin darse cuenta, es conducido a su interior en una espiral de libros, donde la luz le acompaña en su ascenso y a medida que penetra en él le acoge y le protege, los espacios más urbanos se relajan, se ensimisman y dejan paso a un lugar más intimo, donde el silencio atrapa.”
En el interior, la rampa se concibe y convierte en el protagonista espacial, lo que sus autores han definido como “una envoltura espacial helicoidal”. El desarrollo de este espacio en rampa y ascendente se levanta con el apoyo de un muro, un plano inclinado que nace desde la medianera y gira de manera helicoidal desde el sótano hasta la planta superior, terminando en una sala de estudio. El acceso a este espacio se realiza aprovechando una acción de plegado del muro con respecto a la medianera.
El proyecto aprovecha la luz para producir una iluminación que con su graduación y control ayuda a potenciar o calmar las actividades que sobre él se proponen: más activas y abiertas en la prolongación y conexión visual de la plaza con la planta inferior y más recogidas o tranquilas en las plantas superiores, donde cambia el programa funcional y las actividades “buscando un interior alegre, lleno de luz, de vistas cambiantes e interconexiones entre todos los espacios”.
La biblioteca se relaciona con el exterior mediante una plataforma, continuación de la plaza, que también es el inicio de la rampa a la que se otorga un claro simbolismo, un recorrido iniciático, ascendente, camino hacia el conocimiento, cuyos muros acompañan al visitante con frases que intentan introducirle en este mundo de conocimiento.
El edificio, además de poderse recorrer a través de sus suaves rampas, también cuenta con recorridos más directos. En las conexiones verticales el edificio cuenta con un núcleo de comunicaciones, escalera y ascensor. Estos recorridos demuestran lecciones bien aprendidas de los maestros como el Guggenheim de Wright.
La organización funcional de los distintos programas con los que se dota la biblioteca se caracteriza por volcarse hacia el vacío central, utilizando el muro perimetral como un gran zócalo de almacenamiento, tanto para documentos en papel como para puestos informáticos, dejando que las circulaciones discurran junto a él.
La obra está realizada en hormigón visto, material elegido por sus autores por diferentes motivos entre los que se encuentran “la fuerza que transmite como elemento vivo y moldeable, y su capacidad de generar geometrías complejas”, y es evidente que también por la continuidad estructural que permite.
Con esta obra el estudio recibió el FOPA, un reconocimiento a la mejor obra construida en la provincia de Alicante. San Vicente de Raspeig, en 2012, introdujo la Biblioteca en su Catálogo de Bienes y Espacios Protegidos y recientemente, a finales de 2014, ha sido declarado Municipio Turístico gracias, entre otros factores, a la apuesta que ha realizado por la arquitectura contemporánea.
Texto.- José Juan Barba.