La materialidad del proyecto busca asemejarse a las casas de pueblo por lo que se decidió trabajar con construcción tradicional, muros de carga y forjados unidireccionales de viguetas de hormigón y bovedillas cerámicas mallorquinas. Un entramado de vigas de canto de hormigón permiten salvar las pequeñas luces entre ambas medianeras sin la necesidad de pilares.
La arquitectura bioclimática también ha estado presente durante las fases del proyecto. El jardín, al norte, es el patio de verano, mientras que el invernadero, al sur, es el patio de invierno. De esta forma, en invierno, el invernadero aprovechará las horas de luz para calentar el interior, y en verano, el invernadero se abrirá y garantizará una brisa constante, una ventilación natural, que refrescará el ambiente, manteniendo una temperatura agradable durante todo el año.
109LAY por Vallribera Arquitectes. Fotografía por José Hevia.
Descripción del proyecto por Vallribera Arquitectes
En plena pandemia, nos llama una familia de Cornellà. Se han acostumbrado a huir de la gran ciudad todos los fines de semana. Con el confinamiento, cuando estas escapadas ya no son posibles, se dan cuenta de que necesitan hacer de su casa un entorno más amable, un lugar donde encontrar cada noche lo que antes buscaban en la naturaleza. Pronto encontramos un solar donde construir este refugio dentro de la misma urbe, en una calle que mantiene el encanto de un pueblo a pesar de estar muy edificada por bloques de pisos. Cuentan con nosotros para cumplir su sueño.
En la primera fase de proyecto, volumetría y distribución, optamos por retirar la casa del frente de calle. Este movimiento permite (1) reducir la superficie construida pese a llegar al límite de la profundidad edificable ya que no necesitan una casa más grande, (2) garantizar la privacidad respecto a los edificios de enfrente, (3) generar un espacio exterior en la fachada sur y (4) ganar un patio y un aparcamiento donde poder cargar y descargar la furgoneta camper los fines de semana.
La planta baja se destina a zona de día, separada en tres espacios. Un espacio interior, con el estar, la cocina y el comedor. Uno exterior, al fondo, con el jardín y el huerto. Un porche-invernadero, en la entrada, que puede ser interior o exterior, y que tanto hace de garaje como recibidor, sala de juegos, taller de bricolaje, etc. La primera planta se destina a zona de noche. Tiene las estancias privadas de la casa. Dos habitaciones, una para la pareja y una para el hijo, cada una con su respectiva terraza, un estudio y baño.
109LAY por Vallribera Arquitectes. Fotografía por José Hevia.
En la segunda fase de proyecto, sistema constructivo y materialidad, los clientes querían techos como los de las casas de donde van de vacaciones. Decidimos trabajar con construcción tradicional de paredes de carga y forjados unidireccionales. Estos forjados serán de viguetas de hormigón y bovedillas cerámicas mallorquinas. Recordarán las casas antiguas, pero el ojo experto detectará un pequeño truco estructural contemporáneo. Un entramado de vigas de canto de hormigón visto salvará la distancia de 6 m entre ambas medianeras sin pilares permitiendo luces pequeñas y estándares para este tipo de viguetas y bovedillas.
Optimizamos el diseño de las instalaciones para dejar estos techos vistos en toda la casa y cedemos el protagonismo a la cerámica rústica de la bovedilla. En el interior de la vivienda se coloca parquet y en las terrazas exteriores, tarima de madera de pino. Las paredes del porche-invernadero se hacen de ladrillo calado visto y el pavimento, con adoquines de hormigón prefabricado. Estos dos materiales destacan el carácter de entrada y la calidad interior-exterior de este espacio.
109LAY por Vallribera Arquitectes. Fotografía por José Hevia.
La arquitectura bioclimática ha estado presente en las dos fases de cuyo proyecto hablábamos anteriormente. El jardín, a norte, será el patio de verano. El invernadero, a sur, el patio de invierno. Cuando haga frío, el invernadero cerrado aprovechará el sol para calentar los revestimientos con elevada inercia (ladrillo, adoquines y bovedillas) y el aire que recircula hacia el interior de la casa. Cuando haga calor, abierto, garantizará una brisa constante, una ventilación natural cruzada que irá del jardín del fondo de la parcela hacia el patio de la entrada. En verano, el porche, las persianas alicantinas, los toldos y las lamas de la fachada protegen del sol y garantizan superficies de sombra.
El buen dimensionado de los grosores de aislamiento y la inercia de los forjados mantendrán una temperatura agradable, cercana al confort térmico todo el año. Estas medidas de eficiencia energética permiten reducir a la mínima expresión las instalaciones de climatización a una estufa de leña y una máquina de aerotermia de dimensiones muy pequeñas. Se consigue un bajo consumo de energía y también se reduce el consumo de agua recogiendo toda la lluvia de las cubiertas en dos depósitos superficiales para regar el huerto.
Nuestros clientes cumplen el sueño de vivir en una casa en Cornellà como en un pueblo de veraneo y, nosotros, el de seguir teniendo clientes que viven felices en las casas que hacemos.