A medio camino entre Valencia y Alicante, Dénia es una ciudad portuaria del Levante español bañada por el agua y la luz del Mediterráneo.

En esta ciudad especial, la arquitecta Andrea Pons ha proyectado una vivienda unifamiliar, en un barrio residencial de alta densidad, buscando la intimidad para el día a día de sus habitantes.
 
«El inicio del proyecto, nace de este deseo de pasar desapercibido.»
Andrea Pons parte de una figura básica y sencilla, un cubo, a modo de caja que se perfora con gran sensibilidad, utilizando la mirada interior «observando qué es aquello que vamos a dejar entrar en nuestra  vivienda». Un cubo cerrado, casi hermético, que te sorprenda, y una vez en el interior evoque justamente la sensación opuesta, la de amplitud, luminosidad y relación con el exterior.

Un juego de luces, sombras y formas, de ver, sin ser vistos en el que se utilizan las típicas celosías cerámicas que tamizan la luz, que permite juguetear con la cambiante luz solar. Bañando, inundando de luz controlada, el interior.

Los materiales utilizados buscan un dialogo sostenible con el entorno, que tengan un envejecimiento natural sin excesos mecánicos. Materiales vinculados a la tierra, a su naturaleza, lo que implica que la ejecución valore la imperfección e irregularidad de los acabados como parte de su propia naturaleza.
 


Casa Pons por Andrea Pons. Fotografía por Mariela Apollonio

Descripción del proyecto por Andrea Pons

El diseño de la vivienda viene condicionado por su entorno más inmediato. Situada en una zona residencial de alta densidad y rodeada de parcelas con viviendas muy cercanas; el primer impulso que surge, es el de crear una especie de fortaleza, para proteger la privacidad de los habitantes.

El inicio del proyecto, nace de este deseo de pasar desapercibido. Se parte de una figura tan básica y simple como la del cubo, a modo de caja ubicada en nuestra parcela, y desde su interior se va observando lo que ocurre a su alrededor para decidir, que es aquello que vamos a dejar penetrar en nuestra caja (es decir, nuestra vivienda) y aquello que no dejaremos entrar.

Se pretende crear la sensación de un cubo cerrado, casi hermético, que te sorprenda, y una vez en el interior evoque justamente la sensación opuesta, la de amplitud, luminosidad y relación con el exterior.

El alzado norte constituye la fachada principal de la vivienda, es una fachada muy expuesta al exterior, y nos servimos de un recurso tradicional de la arquitectura mediterránea para generar una fachada perforada que nos permita «ver, sin ser vistos». Utilizamos una pieza de celosía cerámica producida en la zona, creando una composición de fachada que a su vez nos aporta unos interesantes juegos de luces y sombras cuando la luz atraviesa esta fachada de celosía, que además va cambiando según la poca del año y la posición del sol.

Una vez atraviesas la puerta de acceso, tamizada por este muro de celosía, nos adentramos en un espacio interior muy luminoso, con un fondo de perspectiva que nos lleva a un gran ventanal, con un patio trasero de cuidada vegetación.

La posición de cada una de las ventanas de la vivienda está minuciosamente meditada y fue adaptándose a medida que la obra avanzaba, para controlar muy bien las visuales desde el interior.

Nos hemos servido de la vegetación, como un recurso más de la arquitectura, para hacer desaparecer de nuestras visuales interiores los elementos del entorno que no nos interesaban.

La materialidad del proyecto busca la línea de una vivienda construida con materiales sinceros, naturales y que puedan envejecer bien sin necesidad de excesivo mantenimiento. Materiales como mortero de cal en fachada, piezas cerámicas con tonalidad natural y suelos de cemento fratasado, contribuyen a construir esta atmósfera deseada. La elección de estos materiales, implica a menudo, valorar la imperfección y la irregularidad, pero forman parte de la belleza de la naturalidad de la vivienda.

En planta primera se ubican los dormitorios, abrazando un «patio en altura» que no es más que una terraza cuyos límites se elevan a modo de muros, para aportarnos privacidad con respecto a las viviendas colindantes. De este gesto, surge un espacio de terraza privada, cuyo muro es perforado estratégicamente en el lugar en el que, de algún modo, borramos del paisaje todo aquello que nos molesta, y abrimos una ventana a la montaña, y a las vistas nobles del entorno.

Más información

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Arquitectos
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Andrea Pons.
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Superficie
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195 m².
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Fechas
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2021.
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Localización
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Denia, Alicante, España.
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Fotografía
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Andrea Pons Tomás. (Dénia en 1991). Vive y trabaja en Dénia, Alicante. Arquitecta por la Universidad Politécnica de Valencia en 2017. Intercambio universitario realizado en la ENSA (École Nationale Supérieure d' Architecture de Normandie) en Rouen, Francia. Colaboración en diversos workshops organizados por la Universidad Politécnica de Valencia, en conjunto con la University of Stavanger en Noruega, con programa impartido por el estudio «Snohetta» y con la escuela de diseño de «Central Saint Martins» de Londres. Participación en varios concursos como EUROPAN en 2019, y el IBAVI en 2020.

Amante de la danza, la música, y de la arquitectura que despierta emociones.
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Publicado en: 27 de Enero de 2022
Cita: "Bañada, penetrada por la luz del Mediterraneo. Casa Pons por Andrea Pons" METALOCUS. Accedido el
<http://www.metalocus.es/es/noticias/banada-penetrada-por-la-luz-del-mediterraneo-casa-pons-por-andrea-pons> ISSN 1139-6415
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