Descripción del proyecto por RAS Arquitectura
Se trata de un apartamento señorial, largo y estrecho, con fachada a la calle de acceso mediante una elegante tribuna, y a un grande pero no muy atractivo patio interior de manzana a través de una galería. En medio, 140 metros cuadrados para resolver un programa de vivienda más o menos convencional.
Hay dos estrategias fundamentales que guían todo el diseño. La primera de ellas es que las habitaciones se comunicarán sin intermediación de pasillos, lo harán directamente, en una suerte de enfilade. De esta manera, surgen una serie de espacios intermedios sin un código-función definido, lo que las transforma en salas potenciales donde jugar, leer, almacenar… Estas habitaciones que van estructurando la vivienda ni siquiera tienen puertas, y sus paredes tampoco llegan al techo, de manera que son casi como habitaciones dentro de un espacio contenedor original.
La segunda decisión es una estructuración en sección de todas las habitaciones, en base a tres órdenes: un orden superior que recorre toda la vivienda, que es el de los techos originales, de vigas de madera y bóveda cerámica, que se pintan de gris. Nada interrumpe este orden, ningún tabique llega hasta los techos; un orden intermedio que engloba y da sentido a las habitaciones, desde los 60cm hasta los 230cm de altura, pintado de blanco, cerrando cada espacio, a pesar de no tener puertas ni llegar al techo; y un orden inferior, desde el suelo hasta los 60cm de altura, en el que los pavimentos suben por las paredes y caracterizan cada sala en base a un código de material que a su vez es simétrico respecto a la entrada: cerámica para las salas húmedas; madera para las salas de estar y dormitorios; y un nuevo tipo de cerámica para las salas en contacto con el exterior, la tribuna a la calle y la galería a los patios. El umbral de paso entre cada habitación se resuelve con un nuevo material, microcemento blanco, que recubre igualmente los paramentos de la entrada, cuyo acceso se modificó para organizar de manera clara los espacios públicos, hacia la calle, y los espacios privados, hacia el patio interior.
De esta manera se organiza todo el interior como una sucesión de habitaciones diferenciadas pero comunicadas, desde las que siempre se puede tener contacto con las dos salidas al exterior, a través de las cuales la luz va profundizando hasta los espacios más interiores, creando una bonita gradación. Los espacios con mayor necesidad de intimidad se resuelven con un recorrido análogo pero esta vez privado.
La galería de salida a los patios se derribó completamente y se rehízo tanto estructural como constructivamente, mediante unas enormes puertas de madera con distintos despieces y vidrios de diferente transparencia que, si bien iluminan el interior en su orientación más desfavorable, son conscientes de la falta de atractivo exterior.