Memoria del proyecto
La ordenación propuesta en la normativa consistía en dos bloques paralelos conectados por los espacios de comunicación. La receptividad del ayuntamiento de la ciudad y sus técnicos permitió replantear la ordenación de los bloques en el solar.
La primera decisión fue deslizar los bloques ligeramente entre sí. Así aparecían nuevas permeabilidades y aumentaba el área de influencia de la edificación. El espacio entre los bloques, una plaza y unas calles cubiertas, asume el papel de las circulaciones.
La segunda decisión fue optar por ocupar la planta baja con comercios, mediante una planta abierta que equilibra ambos bloques creando frentes a la avenida, al jardín y a la plaza cubierta.
Todas las viviendas se desarrollan en dos plantas, minimizando de esta forma los accesos. En las plantas de acceso están los espacios de día de las viviendas, dejando los dormitorios arriba o abajo alternativamente.
Todas las estancias de las viviendas tienen iluminación natural y ventilación cruzada.
La estrategia de apilamiento permite tener la mitad de las viviendas (16) en la cubierta, las llamadas viviendas-patio. El resto (16) se sitúan a lo largo de la calle cubierta y esta funciona como espacio de extensión de la vivienda. Así todas tienen asociado un espacio al aire libre.
Lo ordinario se convierte en extraordinario
El espacio que queda al otro lado de la vivienda no es inerte e inanimado sino que es algo vivo y cambiante. De esta forma lo ordinario se convierte en extraordinario, lo cotidiano comunica y establece vínculos con el exterior, con el contexto, con la ciudad. En este proyecto se huye de la tentación objetual para proponer un edificio que forma parte de la ciudad con naturalidad y donde los usuarios cuentan con un espacio privado pero también con un espacio colectivo donde desarrollar programas libres propios de prácticas de un nuevo sujeto social. Un edificio capaz de activar mecanismos de interacción entre la arquitectura y los futuros usuarios.
Se propone una visión amplificada del contexto donde es tan importante el emplazamiento, el entorno, el clima, como los modos de vida ligados a la cultura mediterránea. Los patios, las calles cubiertas y los porches son espacios de emoción.
Espacios compartidos
La investigación consiste en aprovechar la construcción de unas viviendas para generar espacios colectivos con capacidad para establecer una intensa relación entre la calle y la casa. Espacios que se convertirán en dinamizadores de la vida social, del intercambio entre los vecinos y entre estos y el resto de la ciudad. Aparecía la idea del espacio compartido y en definitiva una oportunidad de generar espacio público.
Texto.- Alfredo Payá.
CRÉDITOS.-
Arquitecto.- Alfredo Payá Benedito.
Colaboradores.- Raquel Del Bello, Gema Vicente, Arturo Calero Hombre, Sonia Miralles Mud, Vicente Pascual Fuentes (arquitectura), Marcos Gallud García, Natalia Velasco Velázquez (arquitectura técnica), Juan Jesús Gutiérrez Sánchez (ingeniería), Beatriz Vera Payá (interiorismo).
Promotor.- Instituto Valenciano de la Vivienda S.A.
Empresa constructora.- Cántera Vértice S.A.
Presupuesto de ejecución material.- 2.761.103,05 €.
Coste/m².- 455,40 €.
Superficie construida.- 6063,08 m². 1206 m² (garajes), 124,50 m² (trasteros), 434 m² (locales), 3549,20 m² (viviendas), 749,38m² (elementos comunes).
Fechas.- 2003 (proyecto), octubre de 2005 - enero de 2012 (ejecución).
Emplazamiento.- Avenida de Barcelona 2, San Vicente del Raspeig, Alicante.