Los arquitectos Joaquín Juberías y Fernando García firman este proyecto emotivo y sensorial. La vivienda es aquí un lugar que satisface necesidades recreativas, un hogar vacacional. Se busca una permanencia en el recuerdo, un espacio heredado capaz de hacer aflorar recuerdos y de trascender de su mera presencia física.
Descripción del proyecto por Joaquín Juberías.
La suerte que tuve, fue que los clientes empezaran a formular sus deseos en forma de acciones a re-vivir, y no en forma de programa (número de dormitorios, de aseos y de baños, de dónde y cómo querían el comedor, y de cómo, a veces ocurre, debe desalojarse el agua de las cubiertas). El propietario de “la caseta de la mar” la había heredado en no muy buenas condiciones y la quería re-formar para ser re-habitada. No le interesaba tanto lo que la vivienda pudiera tener, sino lo que en ella debía acontecer. Y así sucedió, que esa herencia, algo que comúnmente se piensa en términos materiales, se convirtió en una herencia de espacios, pues el deseo del mismo propietario no era otro que volver a re-unirlas condiciones espaciales que le permitiesen re-producir las acciones con las que había disfrutado: un fin de semana tras otro, unas vacaciones tras otras, con sus padres, hermana y amigos.
Así, las acciones que ocurren en esta casita, descubren y describen, mejor que nadie, su fondo y, aún más, los rasgos y gestos de sus propietarios y habitantes. Además, era bien sencillo: se trataba de proyectar una barbacoa que no fuera sólo eso; una ducha al exterior que no fuera sólo eso, y un espacio que en su medida longitudinal mirara al televisor y que, ¡adivina!, no fuera sólo eso. De esta forma, esta especie de dispositivos, la barbacoa, la ducha exterior y el sofá siestero, pueden funcionar de forma autónoma, dibujando y re-presentando ese término que tanta significación tiene: la palabra casita.
Con este fin, el proyecto se ha realizado mediante “arquitectura de fondo”: un símil a lo que se conoce como ruido de fondo. Ruido de fondo, al que no se le presta atención ni distinción, simplemente está, de forma predecible, ahí detrás, sonando sin cansancio, paseándose inadvertido. . Siempre me ha gustado catalogar los diferentes ruidos de fondo que caracterizan los lugares en los que he estado, son parte de su esencia, de su alma. Por este motivo, he querido re-des-cubrir esta vivienda mediante su arquitectura de fondo exprimiendo las características que su uso conlleva; porque haber querido proyectarla de otro modo hubiera sido un acto estridente, egocéntrico, fuera de con-texto.