Debido a los techos bajos de la vivienda se decidió quitar una parte de la bajocubierta para darle una doble altura a la planta principal. Y para darle mas iluminación, ya que originalmente solo contaba con una ventana de dimensiones pequeñas, abrieron un hueco en un lateral que da al patio para disponer la ventana y asi iluminar toda la estancia principal.
Descripción del proyecto por Buho Arquitectos
Covarrubias en un pueblo medieval de la provincia de Burgos cuya construcción tradicional se basa en el entramado de madera plementado con adobe y recubierto de mortero de cal. La edificación a rehabilitar se encuentra en el centro histórico de la villa. Se ubica en una calle estrecha, dentro de una parcela estrecha, con un patio estrecho en un lateral, comunicado con la calle. La casa original disponía unas cuadras para animales en planta baja, con la vivienda en planta primera y un pequeño bajocubierta en el que se localizaban la cocina y un granero. La vivienda tan solo tenía un par de huecos de iluminación y resultaba muy oscura. La estricta normativa urbanística, al ser el pueblo un conjunto histórico, obligaba a mantener las alturas, el alero y la fachada.
Durante la obra se intentó conservar la estructura original, pero solo se pudo hacer en parte, debido al mal estado de los forjados de madera.. Por ello se introdujo una estructura metálica que se combinó con la existente de madera, de manera que los elementos sustituidos contrastasen con los mantenidos, como unos “injertos estructurales” que se muestran sin pudor. La estructura metálica nueva no se camufla, sino que se enseña en bruto, sin cosmética superficial. La madera original se limpia de sus revestimientos de yesos y evidencia su textura rugosa. Los perfiles laminados y los forjados de chapa grecada aportan brillo y tersura, pero utilizándose con su acabado industrial, sin procesar. El metal se convierte en protagonista en combinación con la madera, no solo en la estructura sino también en los revestimientos. Así, en el soportal de la planta baja las láminas de acero aportan una textura fría y blindada a la caja de escaleras, mientras que en la planta superior, ya dentro de la vivienda, los tableros de viruta orientada de las paredes y la tarima de madera del suelo aportan la calidez necesaria.
La vivienda original tenía los techos muy bajos. Es necesario desmontar parte del forjado bajocubierta, en la zona con menos altura útil, de manera que se libera espacio para dárselo al espacio principal. Todo el interior se concibe como un único espacio desarrollado en dos alturas: la parte inferior para la zona de día y la pequeña entreplanta superior concebida como balcones abiertos que se vuelcan al espacio común. Como la única ventana que da a la calle es demasiado pequeña para iluminar todo este nuevo espacio, se abre un gran ventanal en el lateral que da sobre el patio, que aporta una luz difusa gracias a la sombra del edificio colindante, permitiendo que la luz natural entre filtrada por el centro y alcance a la escalera de subida, que también se acristala. La planta baja se libera de los muretes de los corrales, obteniéndose un soportal diáfano abierto hacia el patio, oxigenando la vivienda en el acceso, formando un amplio zaguán de entrada en el que destaca tan solo la caja metálica que encierra la escalera de subida.