Alejandro de la Sota ganó el concurso para la construcción de las aulas y seminarios de la Universidad de Sevilla en 1972, en unas condiciones tan convulsas que lo llevaron a comenzar la obra sólo con el proyecto básico y a ir definiendo los aspectos del ejecutivo a medida que la construcción iba avanzando. Esta demanda por parte del promotor hizo que De la Sota se viese forzado a dejar de lado su cara más exploratoria en pos de la urgencia de la obra, aunque claro está, sin dejar pasar ni el más mínimo detalle en su resolución material y constructiva.
Ubicada en un enclave puramente académico, la Facultad de Matemáticas se rodea de sus pares (en aquel entonces inexistentes en su mayoría) de Arquitectura, Ingeniería y Física, entre otras, abierta hacia al resto del Campus Universitario Reina Mercedes en el este, y oculta frente a las vastas construcciones del puerto sevillano que impiden reposar la mirada sobre el Guadalquivir.
De allí surgió un planteo tipológico que se adapta a todas estas condicionantes contextuales y temporales, que devinieron en un proyecto que se jacta de un racionalismo tardío que oscila entre revisionista y la más pura tradición moderna, y que sabe responder a las demandas de su uso del modo más funcional y eficiente posible para la época.
Frente a esto, la estrategia de De la Sota consistió en trazar una planta de patio central que intencionadamente da la espalda a su entorno, en favor de los espacios verdes interiores que no son practicables en su manera tradicional, sino que actúan como excusas para la incorporación de luz natural directa al edificio, y que sólo son atravesados por pasarelas de hormigón y acero que conectan las aulas y seminarios con la cafetería y el salón de actos.
Materialmente, la resolución es muy concreta en cuanto a variedades: ladrillo, vidrio y acero. De la Sota, sin embargo, sabe explotar sus cualidades como sólo lo harían algunos de sus pares nacionales e internacionales en las más estudiadas obras de arquitectura de ese siglo. Frente a la pureza de las fachadas interiores racionalistas, el trabajo del acero, por ejemplo, es sublime en su resolución plástica, casi ornamental, con sus marrones rojizos (hoy celestes), y marida a la perfección con la tectónica industrial y la ostentación por momentos hasta abrumadora de esa estructura a la vista que recorre cada rincón del edificio.
Durante los próximos 21, 22 y 23 de octubre, como parte de la primera edición del Festival Internacional de Arquitectura Open House Sevilla, la Facultad de Matemáticas abrirá sus puertas para que cualquier interesado pueda acercarse a visitar este magnífico ejemplo de la arquitectura racional española de la segunda mitad del siglo XX.
BIBLIOGRAFÍA.
- DE LA SOTA, ALEJANDRO (1981). «Edificio de Aulas y Seminarios, Sevilla, 1972». Revista de Arquitectura. Madrid: COAM, pp. 34-37.
- CABEZA GONZÁLEZ, M. (2010). «Criterios Éticos en la Arquitectura Moderna Española. Alejandro De La Sota – Fco Javier Sáenz De Oiza». Tesis doctoral. Universidad Politécnica de Valencia.
- PUENTE. C. (1984). «Aulas y seminarios y Alejandro de la Sota.» En «Alejandro de la Sota. Arquitecto.» pp.8-11. Junta de Andalucía.