A caballo entre Nueva York y París, sin vincularse nunca a una de las dos ciudades en detrimento de la otra, permaneció enraizado en dos mundos en una época en la que la mayoría de los fotógrafos se relacionaban solo con uno de ellos. En este sentido, su trabajo contiene elementos tanto de la estética de la fotografía callejera neoyorquina como del humanismo lírico de tradición francesa.
Louis Stettner (Nueva York, 1922 - París, 2016) se formó en la escuela neoyorquina de la Photo League, donde aprendió con Sid Grossman y coincidió con Weegee, quien llegaría a ser un gran amigo suyo. En París conoció a Brassaï, que se convirtió en su mentor. Sin embargo, a pesar de estar plenamente inmerso en el debate de la fotografía histórica durante buena parte del siglo pasado, su obra no fue reconocida como merecía en su momento, quizá por no estar adscrita a un estilo determinado.
La exposición en Fundación MAPFRE está conformada por más de ciento ochenta fotografías que recorren toda su trayectoria, pretende paliar este desconocimiento y acercar al artista al gran público, así como celebrar el trabajo de un autor cuya fotografía capturó la poesía de la vida cotidiana.
Mujer sujetando un periódico, Nueva York, 1946. Imagen de plata en gelatina 34,2 × 34,6 cm Cortesía Archivo Louis Stettner, París © Louis Stettner Estate.
Louis Stettner, Tapa de alcantarilla, Times Square, Nueva York, 1954. Imagen de plata en gelatina 46,3 × 32,3 cm Cortesía Archivo Louis Stettner, París © Louis Stettner Estate.
Su experiencia como fotógrafo en la Segunda Guerra Mundial condicionó intensamente su concepción de la vida, tan presente en toda su fotografía: una firme confianza en el ser humano. Influido también por sus lecturas literarias y filosóficas (Platón, Karl Marx y Walt Whitman, fundamentalmente) y, como ya hemos comentado, por su relación, a través de la Photo League, con fotógrafos como Sid Grossman o Weegee, que le transmitieron la importancia de la fotografía como instrumento de cambio social, la obra de Stettner nos ofrece, en definitiva, una vibrante celebración de la vida, de la valentía del hombre para afrontar con plenitud las adversidades y las bondades de la existencia.
Con esa visión general como hilo conductor, la obra de Stettner abarca multitud de temas, desde entornos urbanos casi vacíos hasta bulliciosas escenas del metro de Nueva York, la rutina de trabajadores y obreros o los paisajes montañosos del macizo francés de los Alpilles, ya en su última época. A lo largo de su trayectoria volvió con frecuencia sobre muchos de ellos, en especial sobre los relacionados con su compromiso social y su preocupación por los menos favorecidos.
Louis Stettner (Nueva York, 1922 - París, 2016) se formó en la escuela neoyorquina de la Photo League, donde aprendió con Sid Grossman y coincidió con Weegee, quien llegaría a ser un gran amigo suyo. En París conoció a Brassaï, que se convirtió en su mentor. Sin embargo, a pesar de estar plenamente inmerso en el debate de la fotografía histórica durante buena parte del siglo pasado, su obra no fue reconocida como merecía en su momento, quizá por no estar adscrita a un estilo determinado.
La exposición en Fundación MAPFRE está conformada por más de ciento ochenta fotografías que recorren toda su trayectoria, pretende paliar este desconocimiento y acercar al artista al gran público, así como celebrar el trabajo de un autor cuya fotografía capturó la poesía de la vida cotidiana.
Mujer sujetando un periódico, Nueva York, 1946. Imagen de plata en gelatina 34,2 × 34,6 cm Cortesía Archivo Louis Stettner, París © Louis Stettner Estate.
Louis Stettner, Tapa de alcantarilla, Times Square, Nueva York, 1954. Imagen de plata en gelatina 46,3 × 32,3 cm Cortesía Archivo Louis Stettner, París © Louis Stettner Estate.
Su experiencia como fotógrafo en la Segunda Guerra Mundial condicionó intensamente su concepción de la vida, tan presente en toda su fotografía: una firme confianza en el ser humano. Influido también por sus lecturas literarias y filosóficas (Platón, Karl Marx y Walt Whitman, fundamentalmente) y, como ya hemos comentado, por su relación, a través de la Photo League, con fotógrafos como Sid Grossman o Weegee, que le transmitieron la importancia de la fotografía como instrumento de cambio social, la obra de Stettner nos ofrece, en definitiva, una vibrante celebración de la vida, de la valentía del hombre para afrontar con plenitud las adversidades y las bondades de la existencia.
Con esa visión general como hilo conductor, la obra de Stettner abarca multitud de temas, desde entornos urbanos casi vacíos hasta bulliciosas escenas del metro de Nueva York, la rutina de trabajadores y obreros o los paisajes montañosos del macizo francés de los Alpilles, ya en su última época. A lo largo de su trayectoria volvió con frecuencia sobre muchos de ellos, en especial sobre los relacionados con su compromiso social y su preocupación por los menos favorecidos.