Saura, con más de 40 títulos a sus espaldas, ha hablado en el FICARQ de uno de sus últimos trabajos, el documental "Renzo Piano, un arquitecto para Santander", en el que se podrá ver el proceso de la construcción del Centro Botín de Santander, proyectado por el arquitecto italiano.
En su conversación con METALOCUS nos cuenta algo de su visión de la arquitectura, del proceso del documental y de una de sus pasiones, la fotografía.
En su conversación con METALOCUS nos cuenta algo de su visión de la arquitectura, del proceso del documental y de una de sus pasiones, la fotografía.
L.M. ¿Qué papel ha jugado la arquitectura en tu obra como director?
C.S. Soy muy obsesivo con el tema de la escenografía, sobre todo en los musicales. Pero llegué a la conclusión cuando hice la película “Sevillanas” (1991), de que cualquier cosa que hubiera detrás del cante y del baile flamenco era inútil, superfluo. Entonces decidí crear unas estructuras móviles de aluminio paneadas con plásticos semitransparentes que se podían iluminar por delante y por detrás. Son elementos muy fáciles de manejar y muy arquitectónicos, que me permitían generar distintos ambientes.
También he utilizado este tipo de elementos cuando he dirigido óperas. Este año hice una obra de teatro en Valladolid que trataba sobre la relación del flamenco y la India, y también usé este tipo de elementos junto con proyecciones.
L.M. ¿Cuál es tu relación con la arquitectura?
C.S. Conozco la arquitectura contemporánea, desde Mies hasta Le Corbusier o los arquitectos más modernos como Frank Gehry. Hubo una época en la que estuve muy fascinado por la arquitectura de Mies, por la limpieza de sus rascacielos en Nueva York. Ahora mismo hay una serie de arquitectos que parecen querer ser escultores. Da la sensación de que no se preocupan demasiado por los interiores, no se asesoran de expertos para hacer los edificios en función de los mecanismos necesarios para su uso.
He estado haciendo la ópera de Carmen dos veces en Valencia, en La Ciudad de las Artes y las Ciencias de Calatrava y es un proyecto que me gusta mucho, a pesar de todo lo que se le ha criticado. Estaba preparando Carmen cuando se inundó la ópera, fue un desastre, se estropearon ordenadores y muchos trajes. De todas maneras estas cosas le pueden pasar a cualquiera. Pasa un río por debajo y los ríos tienen sus caprichos, son cosas que pueden pasar.
L.M. ¿En qué fase se encuentra el documental de Renzo Piano?
C.S. La obra lleva paralizada un año por una serie de motivos pero se pretende acabar el Julio y rodaré el final del documental. Me interesa mucho todo el proceso: las cimentaciones, por qué se sitúa ahí el edificio, la relación del mismo con la ciudad de Santander… En Julio tengo una cita con Renzo para ver la obra terminada y terminar de rodar el documental. Me hubiera gustado esperar más para contar el edificio en uso, para poder mostrar cómo se viven los distintos espacios, no me interesa contar simplemente una obra acabada.
L.M. En la actualidad podemos ver expuestas una serie de fotografías tuyas en el Círculo del Arte de Barcelona. ¿Qué es lo que más te interesa capturar con la cámara?
C.S. Las 90 fotos que se pueden ver el Barcelona pertenecen a un conjunto de fotografías que realicé de la España más pobre y aislada de la dictadura. La editorial alemana Steidl se puso en contacto conmigo para publicar un libro que ha acabado llamándose “España años 50” y la exposición recoge una muestra de las casi 300 fotos que recopila la publicación. De la fotografía me interesa todo, tengo en casa casi 700 cámaras y mil fotografías, pero me considero un fotógrafo aficionado. Conozco bien la técnica, pero no quiero especializarme en nada y para ser un buen fotógrafo hay que especializarse en alguna cosa.
C.S. Soy muy obsesivo con el tema de la escenografía, sobre todo en los musicales. Pero llegué a la conclusión cuando hice la película “Sevillanas” (1991), de que cualquier cosa que hubiera detrás del cante y del baile flamenco era inútil, superfluo. Entonces decidí crear unas estructuras móviles de aluminio paneadas con plásticos semitransparentes que se podían iluminar por delante y por detrás. Son elementos muy fáciles de manejar y muy arquitectónicos, que me permitían generar distintos ambientes.
También he utilizado este tipo de elementos cuando he dirigido óperas. Este año hice una obra de teatro en Valladolid que trataba sobre la relación del flamenco y la India, y también usé este tipo de elementos junto con proyecciones.
L.M. ¿Cuál es tu relación con la arquitectura?
C.S. Conozco la arquitectura contemporánea, desde Mies hasta Le Corbusier o los arquitectos más modernos como Frank Gehry. Hubo una época en la que estuve muy fascinado por la arquitectura de Mies, por la limpieza de sus rascacielos en Nueva York. Ahora mismo hay una serie de arquitectos que parecen querer ser escultores. Da la sensación de que no se preocupan demasiado por los interiores, no se asesoran de expertos para hacer los edificios en función de los mecanismos necesarios para su uso.
He estado haciendo la ópera de Carmen dos veces en Valencia, en La Ciudad de las Artes y las Ciencias de Calatrava y es un proyecto que me gusta mucho, a pesar de todo lo que se le ha criticado. Estaba preparando Carmen cuando se inundó la ópera, fue un desastre, se estropearon ordenadores y muchos trajes. De todas maneras estas cosas le pueden pasar a cualquiera. Pasa un río por debajo y los ríos tienen sus caprichos, son cosas que pueden pasar.
L.M. ¿En qué fase se encuentra el documental de Renzo Piano?
C.S. La obra lleva paralizada un año por una serie de motivos pero se pretende acabar el Julio y rodaré el final del documental. Me interesa mucho todo el proceso: las cimentaciones, por qué se sitúa ahí el edificio, la relación del mismo con la ciudad de Santander… En Julio tengo una cita con Renzo para ver la obra terminada y terminar de rodar el documental. Me hubiera gustado esperar más para contar el edificio en uso, para poder mostrar cómo se viven los distintos espacios, no me interesa contar simplemente una obra acabada.
L.M. En la actualidad podemos ver expuestas una serie de fotografías tuyas en el Círculo del Arte de Barcelona. ¿Qué es lo que más te interesa capturar con la cámara?
C.S. Las 90 fotos que se pueden ver el Barcelona pertenecen a un conjunto de fotografías que realicé de la España más pobre y aislada de la dictadura. La editorial alemana Steidl se puso en contacto conmigo para publicar un libro que ha acabado llamándose “España años 50” y la exposición recoge una muestra de las casi 300 fotos que recopila la publicación. De la fotografía me interesa todo, tengo en casa casi 700 cámaras y mil fotografías, pero me considero un fotógrafo aficionado. Conozco bien la técnica, pero no quiero especializarme en nada y para ser un buen fotógrafo hay que especializarse en alguna cosa.