El estudio de arquitectura TEC Taller EC desarrolla la estructura del restaurante de dos formas, una a cielo abierto, empleando el cielo como una piel más, como un ropaje flexible del que se puede apropiar el usuario, y otra, interviniendo unas naves preexistentes que se abren hacia el interior y se vuelcan sobre la naturaleza controlada, dando la sensación al comensal de estar en un bosque.
El proyecto tiene la intención de elevar lo que denominan como «espacios existenciales» hasta las copas de los árboles para reforzar la idea de aproximar la experiencia al clima. Esto se consigue a partir de una serie de pasarelas que enmarcan la relación del patio con el cielo y que dibujan los límites espaciales que se proyectan sobre la cubierta. Además, esta pasarela funciona como intersección entre el interior el exterior albergando espacios tanto por encima como por debajo suyo, conectando los interior protegidos con los espacios al aire libre y la luz.
Katari Cumbayá por TEC Taller EC. Fotografía por Paolo Caicedo.
Descripción del proyecto por TEC Taller EC
En uno de los valles orientales adyacentes a la ciudad de Quito, junto a su plaza principal y detrás de una de las fachadas de interés patrimonial, se encuentra Katari Cumbaya, un restaurante que nace de la intervención sobre el espacio construido, dos naves preexistentes y un jardín residual se configuran, después de la intervención, como la suma de experiencias arquitectónicas.
Una actitud frente a decisiones proyectuales que anteponen al sujeto que vive la naturaleza, por sobre intenciones volumétricas o formales aisladas, se trata de espacios al servicio de las percepciones espaciales, Juhani Pallasmma los llamaría «espacios existenciales», para distinguirlos de los espacios físicos y geométricos. Katari no es un proyecto que se contempla desde fuera como un objeto estático o un cascarón, es un proyecto que se vive desde adentro como un organismo vivo.
El Patio. De espacio residual a protagonista
El primer gesto conecta en diagonal una pequeña antesala jardín con el espacio natural protagonista, todas las miradas se vuelcan ahora sobre esta naturaleza controlada de árboles abundantes y generosos, las naves se abren hacia el interior y el patio se percibe como un bosque. A partir del diseño de la caminería, pequeñas islas que contienen los árboles, se dibuja la circulación. Al exterior el programa es una barra de servicios junto a los espacios de estancia. El espacio a cielo abierto es un ropaje flexible para que el usuario pueda apropiarse y sacarle partido al temporal.
Pasarelas. Habitar las copas de los árboles
La intención más contundente es elevar los «espacios existenciales» hasta las copas de los árboles. Refuerza la idea de aproximar la experiencia al clima, se trata de una estructura abierta, de movilidad y estancia elevada del suelo con relación directa a la verticalidad de la vegetación. Las pasarelas enmarcan la relación del patio con el cielo, dibujan los límites espaciales y se proyectan sobre la cubierta de la fachada principal hacia el espacio público en un graderío mirador que se vuelca a la ciudad.
El espacio por debajo de la pasarela se transforma en una intersección entre el interior y el exterior, un espacio permeable y de intercambio, ya sea de estancia o circulación este espacio intermedio conecta los interiores protegidos y acondicionados con aquellos que intentan habitar el aire y la luz.
Cenotes, buscar la luz ante todo
En el espacio interior la cubierta preexistente es intervenida, se rasga el paraguas para poder ver las estrellas. Tres elementos seriados configurados con cilindros metálicos, se abren en la mitad de las naves para meter luz a un volumen originalmente oscuro.
No vivimos en un mundo objetivo de materia y de hechos, la forma de existencia característicamente humana tiene lugar en el mundo de las posibilidades y está moldeada por nuestra capacidad de imaginar y fantasear. La propuesta de TEC Taller EC en Katari Cumbaya se permite romper los límites de una arquitectura objeto para dar el salto a una arquitectura de la emoción, la sorpresa y la experiencia, el encargo así lo demanda, y las respuestas que se encuentran siempre son espaciales, no dejan de ser arquitectónicas, abordadas desde la alegría del juego, la arquitectura toma sentido.