La instalación de Joaquín Bérchez, se presenta con catorce fotografías algunas de ellas tomadas con sorprendentes o inusuales puntos de vista del interior de la renacentista catedral jienense, obra de los Vandelvira (padre e hijo). Las tomas, realizadas algunas desde los balcones interiores a la gran nave, reflejan el expléndido trabajo renacentista realizado en esta catedral andaluza, elevando al observador y dándole un punto de vista privilegiado. Haciendo sentir al espectador un punto de vista idealizado, cercano y trascendente.
Como escribe Jorge Fernández-Santos en el catálogo de la exposición, Bérchez argumenta desde la fotografía el peculiar circuito de galerías y aposentos con balcones al templo catedralicio y nos convierte en espectadores de sus naves transformadas en foro urbano, en plaza mayor sacra. Los fotográficos prismas cuadrangulares, iluminados por dentro y con la sala en penumbra vendrían a sugerirnos esas civiles galerías, como si quisiera el fotógrafo acomodarnos en una balconada continua y elevada, rodeando el interior así desvelado de la catedral.
Una escenografía callada, atrapada con una luz suave sin estridentes claro-oscuros y donde las trazas de sus ocupantes, (asientos, elementos de la liturgia, confesionarios...) dan la referencia humana que acentúa la escala del edificio. Joaquín Bérchez nos muestra su percepción renovada del edificio desde una educada visión escénica en perspectiva cónica, de la que no elude una intencionada teatralidad, que nos induce a imaginar "el espacio diáfano del templo, la elegancia clásica de sus pilares columnarios o el liviano despliegue de sus bóvedas de caligráfica estereotomía".
La instalación permite al espectador tener la sensación de quedar inmerso en el espacio de la catedral, poder tener un atisbo de gozo como nos recuerda el catálogo y el título de la exposición, convirtiendo en argumento narrativo la exhortación del culto deán José Martínez de Mazas (1794), al contemplar desde sus balcones el interior de esta catedral: “El que ha de gozar de toda su hermosura es preciso que la mire desde las ventanas y balcones que la rodean por encima de las Capillas. Entonces se sorprenderá seguramente… Verá la correspondencia de todas sus partes, sin que haya una que desdiga de la otra ni en columnas, ni en capillas, ni en ventanas, vidrieras &c. y todo elevado y grandioso.”