"Bureau A" firma este proyecto reivindicativo, rebelde y socialmente inconformista. La fuente pasa a ser más que un elemento ornamental: dota al espacio urbano, antes vacío, de una capacidad de actuación. Se estimula la capacidad de actuación e intervención del ciudadano, a la par que se critica ferozmente la política de actuación actual europea, determinada, según el estudio, en solitario por unos pocos países.
Descripción del proyecto por Bureau A
Europa se está moviendo. Rápido. Lo que pensábamos que iba a ser una comunidad de identidades se ha convertido en un espacio muy competitivo dominado por jerarquías financieras. La "comunidad" sigue tendencias financieras agresivas que se oponen a la idea de un barrio cultural donde se compartan valores éticos y morales. El ataque a países por complejos aparatos financieros como los fondos de cobertura y similares ha provocado un desorden general y una sensación global de desconfianza en la sociedad civil. La deuda de Grecia podría ser salvadas por iniciativas de crowdfunding, por un gran número de ciudadanos anónimos internacionales que trataran de prevalecer sobre aquello que los gobiernos no parecen ya tratar: la gente. El espacio público consiste, en este contexto, en la recuperación de su estado original de foro, para ayudar a las crecientes multitudes no conformistas a reunirse y expresar su desacuerdo con un destino controlado. El espacio público tiene que seguir siendo público, abierto y aliado del debate y propuestas creativas de cualquier tipo, ya sean sociales, políticas o culturales.
La Fuente de la Juventud, símbolo del nacimiento y de la belleza no se puede ya llenar con agua cristalina. Ahora está rebosante de la suciedad de la historia reciente de Europa, donde los países ricos dictan el destino de los no tan ricos. Así que aquí queda un regalo, un regalo cultural de uno de estos países que no está ayudando tanto a uno de sus ricos compañeros de la comunidad. En la forma de una fuente noble, una figura clásica de la cultura occidental, Lisboa envía un saludo sólido a la rica Zúrich. Una contribución a sus espacios públicos donde la gente puede reunirse, rebelarse contra lo que sea, jugar, beber, dormir, amar. Cualquier cosa debería ser posible dentro de un espacio público. Como ligera provocación, como celebración de otra casi centenaria fuente, Fountain 2017 envía algo de mármol a Zúrich desde Lisboa, para que todos podamos mear en él.
CRÉDITOS.-
Proyecto.- Bureau A.
Comisarios.- Silvia Converso, Michele D’Ariano Simionato and Caterina Steiner
Fotografía.- James Batten.