Por la noche, el objeto de iluminación se transforma en un recipiente de luz, modificando el patio a través del color y el destello. Llenando el espacio de iluminación hasta desbordarlo.
Descripción del proyecto por Manuel Bouzas y Santiago del Aguila
El pasado octubre se celebraba en Tortosa el festival de arquitectura efímera A Cel Obert 2021, donde los arquitectos Manuel Bouzas y Santiago del Águila presentaron la instalación urbana «Lucerna». Con más de 6 metros de altura y 55 m2 de area,esta lámpara de escala monumental se descuelga del patio principal del monasterio de la Purissima Concepció, transformando radicalmente el edificio del siglo XVII a través de la luz y el color.
El festival trata de promover el valor patrimonial del casco histórico de Tortosa. A través de una serie de instalaciones efímeras, muchos de los patios y claustros que permanecen cerrados al público durante el año son abiertos a la ciudad. Además, se coordinan numerosos eventos paralelos como conferencias, seminarios y visitas guiadas, que persiguen acercar la Arquitectura a la sociedad. Los espacios donde antes se reunían las comunidades y se fortalecían los vínculos sociales, vuelven así a llenarse de vida.
En palabras de los autores, el origen conceptual del proyecto surge de la doble lectura de la palabra «Lucerna». Este término sirve para designar las aberturas superiores que iluminan naturalmente un espacio. Sin embargo, también era utilizada por los romanos para nombrar las antiguas lámparas de aceite que producían luz en la oscuridad. En otras palabras, las primeras lámparas de la historia.
La propuesta, por tanto, explora la intersección entre ambas nociones y reinterpreta en clave contemporánea las clásicas lámparas colgantes que han coronado los espacios religiosos a lo largo de la historia, desde la Catedral de Reims hasta la mezquita de Santa Sofía.
En colaboración con la diseñadora de iluminación Ana Barbier, los autores construyen el proyecto con seis anillos de madera, en cuyos bordes interiores se instala una cinta LED. A través de una ligera estructura de cables y tensores, la pieza descuelga de la cornisa del patio. Una ondulada piel traslúcida de resina de poliéster envuelve los anillos para tamizar y conducir la luz hasta el suelo. Es precisamente aquí donde una pequeña escalera eleva a los visitantes hacia el interior y descubren el Cel Obert (cielo abierto), recortado por la geometría orgánica de la pieza.
Cuando cae la noche, la lámpara se convierte en un vibrante recipiente de luz que transforma el patio a través del destello y el color. Un color que desborda los límites del monasterio hasta alcanzar la calle, donde los miles de habitantes de Tortosa son invitados a descubrir y reactivar los espacios olvidados y escondidos de la ciudad.