El proyecto se levanta en un entorno protegido por el edificio modernista, Casa Gustà, de principios del siglo XX, incentivando a un necesario diálogo urbano que el arquitecto resuelve sin mimetismos formales con una respuesta elegante y equilibrada. Con un total de siete viviendas, distribuidas en sótano y cuatro plantas, el programa se organiza mediante un núcleo central de comunicación vertical y dos viviendas por rellano.
Descripción del proyecto por Bergnes de las Casas
Ca N’Alegre es un edificio de vivienda plurifamiliar situado en el barrio de la Vila de Gràcia, Barcelona.
El edificio ocupa el cien por cien de la parcela (30x6m) que completa el testero de una manzana de la calle Ca L’Alegre de Dalt, entre Balcells y Passeig D’Amunt. Cuenta con 875m2 distribuidos en sótano y cuatro plantas.
El alzado del edificio sobre la calle Ca L’Alegre se estructura en un volumen principal de planta baja más dos y un sobre ático que busca engañar a la percepción del ojo humano y reducir la apariencia física del edificio al desligarse del volumen principal, cumpliendo con las regulaciones urbanísticas de altura de la zona.
La planta se organiza mediante un núcleo central de comunicación vertical y dos viviendas por rellano. Cuenta con un total de siete viviendas que se organizan en planta baja más dos en la calle Balcells y planta baja más tres en la calle Amunt.
Frente al solar se encuentra la Casa Gustà, una finca modernista de principios del 1900 que delimita un entorno de actuación protegido.
El edificio se mimetiza con su entorno modernista reinterpretando la composición de su fachada vecina para establecer un dialogo atemporal entre ambas piezas al fragmentar el edificio en tres partes. Un plinto que entrega contra el terreno, un cuerpo principal con agrupaciones de huecos y un alero de remate que le aporta un final al edificio.
El plinto o zócalo del edificio formado por hileras de obra vista manual busca conectar con las fincas vecinas y desdibujar la diferencia de topografía que sufre el edificio, entre ambas calles, al romperse en varias alturas. El cuerpo principal en un tono crudo y de textura rugosa agrupa sus aperturas con unos enmarcados lisos que rompen la imagen de pesadez de un volumen unitario. Sobre él, el alero, un pabellón de orden clásico, ligero y atemporal que se deposita sobre el propio inmueble, dando de esta manera una menor presencia a la acentuada altura del edificio.
A través de una reinterpretación de la persiana de librillo, la madera toma presencia en la fachada aportando un tono de calidez al edificio y tamizando la luz en el interior de la vivienda. De esta manera cada usuario puede customizar el gradiente de luz y privacidad que desea.
La proporción de sus huecos y la agrupación de ventanas mediante un enmarcado crea un juego de contrastes con el aspecto masivo del edificio y mediante su composición aparentemente desordenada, otorga cierta continuidad urbana.
En su interior los pisos se organizan a través de una galería paralela a la fachada que va comprimiéndose y ensanchándose según la necesidad del programa. Desdibujando así la imagen de piso pasillo.
Huyendo de todo lenguaje historicista, el proyecto apuesta por una edificación sobria y atemporal mediante un volumen de presencia elegante pero rotunda. Ca N’Alegre convive con el entorno a través de su materialidad neutra y se distingue por su lenguaje compositivo contemporáneo.