Todos los suelos de madera se colocan de forma centrífuga mirando hacia la columna, permitiendo remarcar la separación entre las diferentes actividades comunes. El edificio tiene diferentes texturas: una continua de hormigón visto gris, interiormente la textura del hormigón está pintada de blanco, y se alterna con las grandes ventanas cuadradas y las más pequeñas redondas. La chimenea de metal remata el objeto, un elemento central que le da cohesión al conjunto unido.
Casa para tres generaciones por fala. Fotografía por Ivo Tavares.
Descripción del proyecto por fala
La casa se encuentra en una parcela esquinera de un pequeño pueblo portugués; está destinado a albergar a tres generaciones de la misma familia. A cada generación se le asigna un espacio privado con una forma diferente; las formas dadas son aparentemente arbitrarias pero extremadamente precisas. La zona de estar comunitaria es el negativo de los espacios privados y presenta una forma poco ortodoxa. La relación entre programas privados y públicos induce un ambiente doméstico casi obsceno (en el sentido teatral de la palabra).
La casa es de planta cuadrada y cubierta piramidal; sus esquinas apuntan a los puntos cardinales. A lo largo de las cinco elevaciones igualmente importantes, se encuentra una textura continua de hormigón gris visto, hormigón pintado de blanco, grandes ventanas cuadradas y ventanas redondas más pequeñas. La chimenea de metal remata el objeto, manteniéndolo unido.
Como la mayoría de las casas, ésta está hecha de habitaciones, ventanas, puertas, pisos y paredes blancas. En algún lugar de la zona de estar se añade una columna tosca y a partir de ella se colocan todos los suelos de madera de forma centrífuga, marcando la separación entre las diferentes actividades comunes. Aunque es casi central, la columna no es estructuralmente necesaria y, como tal, no toca el techo. Por cierto, la columna actúa como un dispositivo de puntuación, sirviendo como un indicio de la unidad física de la casa, un cuadrado de hormigón en el medio del mundo.