La propuesta ganadora de los estudios dirigidos por Carme Pinós y Carles Enrich plantea una reprogramación integral de los usos previstos en los edificios de la finca, asignando a cada uno un uso coherente con su estructura y ubicación dentro del conjunto, mejorando las circulaciones para minimizar las interferencias entre usuarios, marcando una especial atención en la mejora del contexto natural y jardines.
La intervención en el Pazo de Lourizán busca no solo su rehabilitación funcional, sino también revalorizar su importancia patrimonial. Mediante la clarificación de accesos y la reorganización de recorridos, la reestructuración del programa para optimizar los recursos del conjunto y la recuperación ambiental y ecosistémica de la finca, el proyecto permite que casi todos estos espacios históricos sean visitables y accesibles al público.
Se plantean accesos y estacionamientos diferenciados para los distintos flujos de circulación, diferenciando huéspedes, trabajadores y público ocasional, generando así un gran espacio peatonal central que mejora la experiencia del usuario al ofrecer un entorno accesible en contacto con la naturaleza.
Actualmente las superficies impermeables existentes en caminos de acceso y estacionamientos provocan un efecto isla de calor y un aumento de la escorrentía superficial que aumenta la erosión del terreno, por lo que el proyecto busca la despavimentación de estas superficies impermeables e incorpora nuevas plantaciones para potenciar la infiltración de agua, tratando de aumentar así la resiliencia del ecosistema frente a los efectos del cambio climático y proporcionar hábitats adecuados para la fauna local.
La redistribución funcional integra los nuevos usos con la historia del lugar y el valor patrimonial de los espacios existentes, creando un diálogo entre lo antiguo y lo nuevo que enriquece la experiencia del visitante. En el Pazo encontramos el centro de recepción de visitantes, exposiciones, hotel y restaurante, mientras que los edificios de oficinas y residencia de investigadores se reubican en otros edificios evitando interferir con las actividades culturales.
Para minimizar las intervenciones y el impacto del proyecto en el entorno, la propuesta conserva la estructura del Lagar aligera el uso del Invernadero, tratando de recuperar su condición original de jardín tropical. Esta estrategia funcional consigue reducir los costes de intervención para construir un nuevo pabellón polivalente.
La planta baja, parte clave del proyecto, se reconfigura para acoger el acceso al centro de recepción de visitantes, destacando la estructura original del Pazo y convirtiendo un espacio que antes no era accesible al público en un nuevo espacio accesible al público general. El espacio público se prolonga hacia el interior a través de un vestíbulo en doble altura.
Mientras, con un vestíbulo diferenciado que permite un funcionamiento independiente, encontramos el acceso al hotel, desde donde los visitantes podrán disfrutar de las áreas comunes que ofrecerán vistas privilegiadas a los jardines históricos de la finca. Las zonas de exposiciones y espacios comunes del hotel y restaurante se encuentran en la primera planta, permitiendo que los visitantes recorran las estancias más emblemáticas del Pazo.
Invernadero de cristal
El Invernadero de cristal es una estructura emblemática que durante décadas albergó una rica variedad de plantas ornamentales y exóticas. La propuesta busca conservar la estructura y restaurarla utilizando técnicas y materiales que respeten su diseño histórico, limitándolo a su uso original de jardín. Así, el invernadero se recupera como espacio expositivo, con una intervención mínima que respete su valor patrimonial.
Era de majar, hórreo y sequero
La propuesta busca devolverle a la Era de majar, que actualmente se encuentra en estado de abandono, su relevancia histórica y cultural, conectando con el pasado agrícola de la finca. El conjunto se renovará como un espacio público accesible, transformando el antiguo sequero en una cantina y reconfigurando los talleres traseros para servicios de apoyo.
Antigua escuela y Lagar
La antigua escuela albergará los usos de talleres y coworking en planta baja, y la residencia de investigadores en la planta primera, recuperando su antiguo uso como vivienda temporal. La planta baja se entenderá como un espacio atravesable que conecta los jardines con la zona de estacionamiento. El edificio de Lagar, debido a sus excelentes condiciones de conservación, se mantiene de forma íntegra aprovechando su uso actual de oficinas para introducir las nuevas empresas del sector forestal en la finca.
Pabellón polivalente
El nuevo pabellón, situado en la prolongación del Camino del Cura, será un edificio polivalente proyectado para complementar las funciones del Pazo, siendo una pieza clave en su revitalización. El pabellón no solo ofrecerá servicios adicionales a los visitantes, sino que también actuará como un punto de dinamización que puede funcionar de manera autónoma al resto de programa.
Espacios exteriores
Las intervenciones en los espacios exteriores destacan por su valor medioambiental y patrimonial, promoviendo una conexión peatonal naturalizada entre los programas. Los nuevos jardines y la permeabilización del suelo mejorarán el microclima local, reduciendo la temperatura y aumentando la humedad, mientras que las especies nativas fomentarán la biodiversidad y un entorno saludable para visitantes. Por último, se propone la recuperación del histórico Camino del Cura, colocando una nueva pérgola a modo de emparrado que prolonga el jardín hacia el nuevo pabellón polivalente.