La ampliación planteada por Sebastián Arquitectos conecta, como si de las lanzas diagonales de Goya se tratase, todos los niveles del antiguo conjunto con la nueva pieza contemporánea gracias a un nuevo y singular espacio que atraviesa todo el conjunto, concluyendo en un remate que asoma sobre el horizonte del casco histórico buscando la conexión visual con la basílica del Pilar.
El nuevo museo establece un diálogo material con el Casco Histórico y con el edificio antiguo de piedra, dando paso a las nuevas tecnologías mediante un pliegue que genera una segunda fachada digital, proporcionando al edificio un lienzo sobre el que exponer información y hacer un museo del siglo XXI sin olvidar el peso de la tradición.
Visualización. Ampliación y reforma del Museo Goya por Sebastián Arquitectos.
Descripción del proyecto por Sebastián Arquitectos
Históricamente los edificios más notables de la ciudad de Zaragoza han abierto sus puertas hacia las plazas del Pilar, La Seo, o el antiguo foro romano. Los abundantes palacios que prosperaron en el floreciente renacimiento zaragozano se instalaron en el solar del intrincado caserío del casco antiguo. El proyecto de ampliación del Museo Goya ha de reunir ambas naturalezas, la esencia de la antigua Casa Aguilar junto con la presencia del nuevo conjunto museístico hacia el espacio público por antonomasia de la ciudad, la Plaza del Pilar.
La arquitectura civil de una ciudad se define por su tríada de valores urbanos, funcionales y simbólicos, y la futura ampliación del Museo Goya supone una oportunidad para redefinir e insistir en los aspectos relativos a los tres y que han de llevar a que se conforme como un museo del siglo XXI, y un referente que trascienda de las fronteras locales.
La estrategia de proyecto debe acometer por lo tanto las tres cuestiones planteadas: Por un lado, el encuentro con la ciudad, resuelto mediante un edificio que se conforma como una gran puerta gracias a una intervención de pliegue del telón urbano, que le permite la singularidad requerida por el carácter de un edificio destinado a un museo pero integrarse de manera educada en la fábrica urbana.
En segundo lugar, una mejora necesaria en la funcionalidad del nuevo museo, no sólo con la incorporación de nuevos usos, sino también con la construcción de un nuevo espacio, el Pasaje Goya, que resolverá todas las circulaciones entre las distintas salas y niveles, permitiendo además la segregación de usos según circunstancias horarias o de programa.
Y por último, en cuanto a los valores simbólicos, ha de conformarse como la imagen de un museo contemporáneo, donde las nuevas tecnologías dialoguen con el valor de la tradición local y el espíritu del genio de Fuendetodos, pero con la efectividad de un gran cartel que anuncie y atraiga a los visitantes de la zona más concurrida de Zaragoza, la Plaza del Pilar.
Pliegue de acceso
La nueva fachada de acceso se configura a partir de un pliegue como gesto urbano, que permite construir un ámbito de acceso propio sin distorsionar el telón continuo de las edificaciones vecinas, a cuyas alturas se adapta nuestro edificio. Este pliegue que recibe al visitante permite, a su vez, orientar las vistas del usuario hacia la Basílica del Pilar y conformar un gran cartel interactivo que actúe como reclamo.
Usos y funcionamiento
Circulaciones: el pasaje Goya
Uno de los objetivos del proyecto es mejorar el actual sistema de circulaciones del edificio, cuya complejidad deriva de las diferentes alturas y elementos de comunicación. La ampliación supone una oportunidad para dar una solución continua que mejore la experiencia del usuario, reuniendo en un único espacio, el Pasaje Goya, el acceso a todos los niveles y usos del nuevo conjunto. El espacio se propone como una nueva sala, un lugar que expande la experiencia inmersiva mediante proyecciones en su muro.
Fachada
La imagen del nuevo museo establece un doble diálogo. En primer lugar, un diálogo material con el Casco Histórico y con el edificio antiguo, con objeto de conseguir la imagen unitaria de un edificio que se interrumpe visualmente en la trama urbana. En segundo lugar, un diálogo de tiempos entre la tradición y las nuevas tecnologías, para hacer un museo del siglo XXI con el fuerte carácter de la tradición, mediante dos fachadas que se imbrican gracias al pliegue.
La tradición del grabado y la piedra
La tradición del grabado se manifiesta en una fachada de piedra de gran formato arraigada en la imagen de Zaragoza, cuya rugosidad y el carácter gracias al corte y apiconado CNC traerá a la piedra cada una de las líneas que Goya grabara sobre el cobre, sus contrastes y su profundidad.
Un cartel digital para la ciudad
La segunda fachada representa al siglo XXI, una gran pantalla transformable como un cartel compuesta de vidrio y cortinas LED interactivas transparentes. Esta es la fachada de la zona de escaleras, visible desde la Plaza del Pilar, y ha de ser un reclamo para el museo. Las cortinas LED interactivas proporcionarían al edificio un lienzo sobre el que plasmar gran variedad de información, referentes a todo lo que ocurre dentro tanto de día como de noche, lo que extiende el horario del museo y su presencia en la ciudad.