El equipo dirigido por Sebastián Arquitectos ha presentado una interesante propuesta que presta atención a una de las características mas relevantes y en muchas ocasiones oculta de la morfología de Alcalá, la construcción de su estructura urbana a través de patios y claustros, un mundo interior de jardines y patios extraordinariamente rico, que son muestra de las diferentes culturas que han ido pasando por la ciudad desde su fundación romana, paso musulmán, condición universitaria y sede arzobispal.
La nueva propuesta replica la realización de un claustro que completa las estructura encadenada de espacios similares, la creación de una plaza pública que organiza los accesos a los diferentes espacios, una nueva capa a modo de «palimpsesto» fragmentado, un conjunto de piezas que funcionarán a modo de «muebles» urbanos insertados y dialogando con las estructuras existentes.
Se crean dos nuevas piezas para completar el conjunto. La primera semienterrada como espacio de trabajo y depósito de los arqueólogos, que cierra espacialmente el nuevo claustro vinculado con los lienzos de la antigua muralla. La segunda, un volumen macizo y suspendido que se apoya en las arquerías existentes, albergando los usos más públicos. En torno al claustro se organizan las distintas de unidades funcionales de programa: el vestíbulo de acceso, el cubo de usos públicos, la crujía de arqueología, la torre de arqueología y el zócalo de arqueología.
Visualización. Casa de los Arqueólogos de Alcalá de Henares por Sebastián Arquitectos y Estudio Habito.
Axonométrica. Casa de los Arqueólogos de Alcalá de Henares por Sebastián Arquitectos y Estudio Habito.
Descripción del proyecto por Sebastián Arquitectos
Si miramos con detenimiento el casco histórico de la ciudad de Alcalá de Henares se puede observar cómo los principales edificios históricos, monasterios, colegios mayores, facultades, y cuarteles, se han conformado como volúmenes compactos en torno a patios y claustros que, en función de la complejidad del programa, incluso se han llegado a encadenar. Consolidando la herencia romana y musulmana, se trata de una tipología fuertemente vinculada al casco histórico, concretamente de la zona de la universidad y del palacio arzobispal, y que la ha ido conformando como un tejido arquitectónico delimitado por grandes muros hacia el exterior que despliega un mundo interior de jardines y patios extraordinariamente rico.
El proyecto se ubica en un ámbito de actuación con un alto contenido histórico y arqueológico, en las inmediaciones del Palacio Arzobispal de Alcalá de Henares, y del recinto amurallado de la ciudad, así como muy próximo al Museo Arqueológico y Paleontológico de la Comunidad de Madrid. La desaparición del antiguo Archivo General Central del Reino, tras sufrir un incendio de 1939, dejó un vacío y unas ruinas en las que ahora se propone intervenir. Con unas condiciones de entorno tan particulares, el lugar y su memoria son el primer material con el que el arquitecto debe construir, buscando en las trazas de las antiguas edificaciones y entendiendo las huellas de lo que hubo. En este caso la arquitectura tiene dos claves formativas muy definidas, el recinto o claustro como unidad espacial y el muro como elemento que lo delimita. La concatenación de edificios y programas en torno a claustros, imbricados todos ellos por la constante textura de muros de ladrillo, aseguraba la continuidad matérica con los lienzos del recinto amurallado y la arquitectura histórica de Alcalá.
Proponemos construir un nuevo claustro que complete la arquitectura que antes definía el umbral de acceso histórico, y vinculado al nuevo uso que tendrán las ruinas del antiguo Archivo General, un lugar para el trabajo de la arqueología. Y es precisamente éste sentido arqueológico el elemento que dará el carácter a la intervención, el respeto a la ruina, el triunfo del fracaso que, consolidada, mostrará sin tapujos su condición fragmentaria y asimétrica en la permanencia de las piezas que se han de conservar como la historia del lugar. El nuevo programa asumirá esta condición sumándose al conjunto como una nueva capa, un palimpsesto que completa la escritura de lo que allí quedó. Todas las soluciones propuestas abundan en esta cuestión, desde la presencia arqueológica de los restos de la edificación, que muestran la ruina en toda su crudeza ocultando los huecos y vidrios, remates y nuevas volumetrías, hasta la inserción en ellos de las nuevas piezas como «muebles» que se insertan en los armazones y esqueletos arquitectónicos.
Dos nuevas piezas completan el conjunto. La primera semienterrada, el espacio de trabajo y depósito de los arqueólogos, cierra espacialmente el nuevo claustro vinculándose con los lienzos de la antigua muralla. La segunda, un volumen macizo y suspendido que se apoya en las arquerías existentes, alberga los usos más públicos, y se relaciona visualmente con los cubos de la antigua muralla, cerrando el conjunto amurallado de la huerta del Palacio Arzobispal. La presencia de la arqueología es fundamental en este proyecto, y llega a todos estos espacios como extensión y parte de un gran museo arqueológico, de modo que todas las piezas, el trabajo de restauración o clasificación, o el depósito y almacenaje, pueden quedar siempre presentes para el público y los usuarios, haciendo visible al visitante la riqueza de su pasado.
Toda la propuesta gira en torno a la creación del nuevo claustro, que además de actuar como una plaza pública que concentra la actividad social, proporciona acceso a las distintas piezas, y se encadena, a través de la antigua entrada, con el acceso del desaparecido claustro del Archivo General, cuyas trazas se recuperarán en el tratamiento del pavimento de acceso, y con el acceso rodado desde el patio sur. Todo este complejo encadenado de patios y jardines conformará una nueva red de parques en el recinto amurallado, la huerta del obispo, el museo y la casa de los arqueólogos.
En torno al claustro se organizan claramente las distintas de unidades funcionales de programa:
- Vestíbulo de acceso, que permite acceder desde el museo arqueológico o desde el aparcamiento, a través del claustro. Se emplaza en la rótula entre lo nuevo y lo viejo.
- Cubo de usos públicos.
De dos plantas de altura, incorpora la arquería existente de planta baja, y se integra mediante el uso del ladrillo, utilizando juntas rehundidas para evidenciar que la factura de estas fábricas no es de la misma época. En planta baja se disponen los usos más públicos de cafetería, comedor y vestíbulo, así como los servicios. En la planta superior se aloja la sala polivalente, o salón de actos, coronada por una serie de lucernarios.
- Crujía de arqueología.
Al otro lado del vestíbulo, da acceso al complejo de arqueología y se aloja entre los muros existentes de las crujías Este y Norte del antiguo Archivo General, configurando una pieza con forma de “L” en la que se propone una actuación fácilmente reversible, que aloja la zona de investigación, seminarios y despachos.
-Torre de Arqueología.
Proponemos emplear este espacio como un cofre especial que protege lo más valioso del conjunto, las piezas. Un depósito que aprovecha la torre como una gran estantería vertical. Se podría llegar a implementar en futuras fases un novedoso sistema de gestión, consistente una plataforma elevadora que permita la clasificación y manipulación automatizada de todas las piezas almacenadas en el depósito vertical, para su catalogación, consulta, y rápida manipulación.
- Zócalo de arqueología.
Se propone como un abstracto y sencillo volumen rectangular, que completa la composición tipológica del claustro y se entierra parcialmente, reduciendo su presencia en la escena, actuando como un zócalo que subraya y pone en valor el resto de las edificaciones del conjunto. En su interior se ubica el taller de siglado y el depósito de tránsito, de forma contigua al depósito anterior. En su cara hacia el claustro incorpora un gran brisoleil en su gran hueco rasgado, que tiene la doble función de protección solar y permitir colocar objetos arqueológicos a modo de vitrina hacia el claustro.