La composición de este proyecto tiene un carácter modular y cuenta con una volumetría sencilla y elegante que puede adaptarse perfectamente a cambios de uso.
Se conserva la estructura original de hormigón evitando así mayores costes de construcción y el resto de materiales utilizados destacan por ser renovables y disminuir la huella de carbono.
Talleres socioeducativos para personas con discapacidad de la Fundación l'Espérance por FWG Architects. Fotografía por Thomas Jantscher
Descripción del proyecto por FWG Architects
Situado en el corazón de la pequeña ciudad de Etoy, este proyecto de restauración y ampliación del taller responde a la necesidad de proponer nuevos lugares de actividad para personas con discapacidades mentales y físicas. También se está rehabilitando el edificio para garantizar su cumplimiento en materia de seguridad contra incendios, accesibilidad para personas con movilidad reducida y eficiencia energética.
El objetivo del proyecto es ofrecer a la Fundación l'Espérance un entorno vital renovado y homogéneo mediante una restauración cuidadosa y funcional. Esta realidad ha llevado a elegir los materiales, el volumen y el diseño arquitectónico en coherencia con el objetivo de buscar la continuidad y la unidad con el entorno construido.
La ambición es, en definitiva, ofrecer un contexto construido y paisajístico armonioso, con una gran comunicación en cuanto a accesos y caminos, teniendo siempre presente la espacialidad, la luz y la transparencia de los espacios en los jardines y en la naturaleza.
A través de este proyecto, se utilizan las competencias para gestionar diferentes programas en una misma configuración urbana, definir la movilidad accesible, gestionar todos los flujos presentes en un proyecto, la complejidad operativa y temporal de varias localizaciones simultáneas y poner en marcha un proceso participativo con todas las partes implicadas.
El edificio propone un enfoque de desarrollo sostenible y de ahorro de energía gris. La conservación de la estructura de hormigón del edificio existente responde plenamente a este objetivo y, además, reduce el reciclaje de residuos y los costes de construcción. Integrar la sostenibilidad en la recuperación del patrimonio industrial ha permitido desarrollar espacios atractivos y sugerentes que fomentan las relaciones sociales entre los habitantes. La mezcla de usos enriquece el resultado final y su adaptabilidad a diferentes necesidades. Se respeta el edificio existente manteniendo sus valores originales; se procura integrar y potenciar la estructura existente como elemento clave de la composición arquitectónica.
El edificio está diseñado para ofrecer un alto rendimiento en términos medioambientales en relación con la construcción y la flexibilidad de los espacios para acomodar la remodelación.
Desde el principio se ha buscado que el edificio no genere gastos energéticos innecesarios, aprovechando los recursos disponibles en su entorno para que pueda funcionar sin tener un impacto negativo en el medio ambiente. Todos los materiales utilizados son ecológicos y renovables. El proyecto está concebido como una máquina energética.
Las instalaciones específicas de calefacción, ventilación, fontanería y electricidad responden a las exigencias térmicas, acústicas, higiénicas y de confort. La sostenibilidad se integra en la recuperación del patrimonio industrial para desarrollar espacios atractivos y sugerentes que fomenten las relaciones sociales entre los habitantes. La mezcla de usos enriquece el resultado final y su adaptabilidad a diferentes necesidades.
Se respeta el edificio existente manteniendo sus valores originales; se procura integrar y potenciar la estructura existente como elemento clave de la composición arquitectónica. El carácter modulado y continuo del volumen es esencial para evitar que la arquitectura se deteriore con el tiempo. Esta sencillez también limita el mantenimiento necesario y, por tanto, la reducción de costes, especialmente importante para instalaciones públicas como este edificio.
La elección de los materiales minimiza la huella de carbono; el armazón estructural y su montaje permiten la reversibilidad del edificio, demostrando que se ha tenido en cuenta su fase de fin de vida.
Arquitectura para la convivencia
Para responder a las nuevas necesidades, el edificio original ha sufrido transformaciones que van desde la elevación de algunas partes hasta la sustitución de todas las fachadas y la cubierta. La filosofía adoptada para este proyecto ha sido la de ofrecer espacios libres de toda limitación, acondicionados de la misma manera a nivel técnico (redes, calefacción, ventilación y electricidad, tabiques desmontables) y, por tanto, fácilmente reutilizables. Este sistema de «espacios libres» responde a posibles cambios en el proyecto institucional de este complejo.
La parte sur acoge al público y favorece el intercambio y el encuentro entre los residentes. Los programas de las distintas actividades se organizan en esta parte del edificio de forma muy «relacional». Se refuerza así el uso de la plaza exterior como lugar de encuentro, convirtiéndola en un espacio unificador entre las cuatro partes del edificio.
En el lado este, programas como los «talleres artesanales», que requieren la entrega de material, el almacenamiento y un sistema de abastecimiento, están directamente conectados con la zona de carga y descarga de la entrada del taller. La vida cotidiana de estos espacios se basa en los intercambios logísticos, de ahí esta elección de posicionamiento. Esto también reduce las molestias relacionadas con estas actividades cerca de los aparcamientos de la institución y los accesos por carretera.
En la planta baja, frente a un patio que cuenta con un entorno ajardinado de calidad y se beneficia de una orientación oeste, los talleres artísticos se organizan en torno a un espacio natural, con una gran terraza que dispone de una zona exterior para el trabajo o el ocio.
Todos los talleres están dispuestos de forma que disponen de una amplia circulación y luz, ofreciendo transparencia entre los talleres y su entorno natural. Las escaleras, los ascensores, los cuartos de baño y los vestuarios están agrupados y son claramente accesibles desde los dos núcleos del edificio para que los residentes puedan identificarlos fácilmente.
El proyecto profundiza en las relaciones y vínculos que se establecen entre las personas y los espacios. Los talleres son lugares de encuentro acogedores para las personas, que ofrecen una fuente de seguridad y satisfacción derivada de la pertenencia al lugar. Por ello, se ha hecho hincapié en la percepción del entorno en cuanto a sus posibilidades de uso y oportunidad ambiental. Percibir el significado del entorno en forma de "asequibilidad" significa percibir directamente lo que se puede hacer con él y/o en él.
La exploración de estos vínculos está marcada por un fuerte énfasis en involucrar a la gente fomentando una conexión emocional con el lugar. Los talleres están cubiertos con paneles de madera con superficies en las que los usuarios pueden escribir. Mediante la acción sobre el entorno, cada unidad transforma el espacio, dejando su «huella». Es decir, con signos y marcas simbólicas. Mediante la acción, la persona incorpora el entorno a sus procesos cognitivos y afectivos de forma activa y moderna.
Valores asociados a la restauración
Reciclaje arquitectónico
El concepto desde el principio nunca fue demoler o eliminar si no es necesario, sino añadir, transformar y reutilizar.
El edificio se ha renovado en su totalidad, con la ampliación y elevación del edificio existente. En la transformación del edificio se ha aumentado su superficie hasta un total de 5000 m². Los requisitos de transformación se aplicaron a todas las áreas renovadas, así como al desarrollo del volumen existente.
Ofrecer una segunda vida a un edificio implica dar prioridad a la necesidad de reparar la arquitectura en lugar de construirla. Una parte de la reparación necesaria se debe al paso natural del tiempo. Otra parte se debe a las nuevas posibilidades que ofrecen los avances tecnológicos y el desarrollo de otras preocupaciones sociales y medioambientales como el ahorro energético.
En este proyecto se ha priorizado la reinvención frente a la sustitución, conservando la estructura existente (pilares, vigas y losas de hormigón) en lugar de demolerla, respondiendo a un planteamiento medioambientalmente responsable orientado al ahorro energético. Esta elección ha permitido optimizar los costes de reciclaje de residuos y los costes de construcción, así como minimizar la duración de las molestias causadas por las obras a los residentes y al personal.
Se trata de contemplar el edificio desde una perspectiva positivista, priorizando el cuidado de los elementos que ya existen. De este modo, en lugar de demoler y reconstruir el edificio, un presupuesto considerablemente menor ha permitido recuperar su integridad física, la funcionalidad de sus servicios y aumentar su superficie con ampliaciones al exterior. El aumento de la superficie ha dado lugar a espacios más amplios que se pueden utilizar de forma diferente, más personal y liberadora, consiguiendo más metros cuadrados y mayor capacidad de adaptación a los gustos y necesidades personales. Las transformaciones realizadas van desde el levantamiento de algunas piezas hasta la sustitución de todas las fachadas y la cubierta. El proyecto ofrece espacios equipados con el mismo estándar técnico y fácilmente reconfigurables.
Valores sociales y éticos
Un proyecto comprometido
Desde el principio, el objetivo fue no intentar inventar soluciones, sino buscarlas en colaboración con los usuarios que habitan el espacio. Los talleres forman parte de una arquitectura industrial que se considera un patrimonio digno de ser conservado con valores que hay que respetar.
Desde el principio, la restauración ha cultivado el «trabajo conjunto» y el «trabajo de otra manera», poniendo las instalaciones al servicio de las personas, especialmente cuando se trata de personas discapacitadas. La obra se basa en las necesidades, la cultura y las prácticas de sus habitantes, asociando todos estos elementos al trabajo de diseño e incluso de ejecución.
Se proponen espacios flexibles y accesibles para diferentes personas, con diferentes fines y en diferentes momentos del día y del año. Los usuarios son entonces agentes creativos que pueden modificar y ocupar el espacio. La prioridad ha sido dotar a todos de mayor autonomía para un uso más cómodo y seguro del entorno. Una arquitectura accesible, sin barreras arquitectónicas que puedan aumentar las posibilidades de su uso. A través de un diseño cuidadoso y en constante contacto con la habitabilidad y la planificación del espacio, haciendo de la discapacidad una razón de ser de la arquitectura y situando a la persona (discapacitada o no) en el centro de la importancia del diseño (baños adaptados, puertas interiores amplias, circulaciones sin umbrales). En definitiva, espacios sin obstáculos ni limitaciones que puedan transformar la diversidad funcional en una discapacidad que impida a las personas llevar su vida de forma independiente.
Los talleres se conciben como espacios de forma libre con superficies para inscripciones, paneles de madera, pizarras, mobiliario adaptable y fácilmente desmontable. Esto hace que cada taller genere las condiciones ambientales más favorables para el grupo que lo habita. La arquitectura se convierte así en un espacio vivo que abre un entorno flexible para los usuarios. El usuario se convierte en artista y la pared en un medio flexible con una superficie maleable.
Más que una arquitectura cerrada y acabada, los talleres se han concebido como un sistema abierto y adaptable, listo para cambiar y adaptarse según las circunstancias particulares o temporales. Así, los espacios son fácilmente intercambiables. La estructura enfatiza la idea de ligereza que transmite la piel. La retícula basada en una propuesta con orden, regularidad y repetición (retícula estructural y de fachada) permite que los espacios sean reversibles, de modo que una o varias retículas pueden aumentar o disminuir fácilmente en función de las necesidades de los usuarios.