El caracter histórico del edificio es respetado por el arquitecto que reinterpreta su valor en la rehabilitación. Se busca generar un contraste entre los elementos añadidos, por ejemplo, la escalera de madera tratada con una barandilla de vidrio frente un tosco muro de piedra preexistente. Guillem Carrera genera un espacio atractivo en ese contraste entre épocas sin que la vivienda pierda la esencia de un lugar con memoria.
Descripción del proyecto por Guillem Carrera
Edificio familiar que data originalmente de los siglos XVII-XVIII y que había sufrido varias intervenciones posteriores. La planta baja albergó durante muchos años el taller de un herrero, lo que le da un carácter especial a la casa. El paso del tiempo y la falta de mantenimiento hacen que el inmueble, antes de la intervención, presente un estado de conservación el cual prevé que si no se interviene, puede degradarse en un corto periodo de tiempo.
Se proyecta una rehabilitación integral en diferentes fases, que empieza por la cubierta, continúa por las fachadas y la terraza, y finaliza en el interior, con la voluntad de renovar el inmueble respetando su antigüedad y su carácter.
El edificio original se caracterizaba por tener un interior un poco caótico, muy compartimentado y sin orden en las escaleras de comunicación vertical. En este sentido, la intervención prioriza la ordenación, tanto interior como de fachada. Interiormente se unifican las escaleras en un único núcleo de comunicación vertical situado en uno de los extremos del edificio, que favorece la reorganización del resto de los espacios y consigue más entidad y más luz en los espacios distribuidores en cada una de las plantas.
En fachada se trabaja la regularización de las aperturas, siempre conservando aquellos elementos diferenciadores de la casa, como los balcones, las barandillas de hierro forjado, las piezas que se utilizaban antiguamente para cambiar las herraduras de los caballos o la piedra de la esquina del edificio, que tenia la función de que los carruajes se separaran lo suficiente para poder girar.
La planta baja se rehabilita manteniendo los elementos característicos propios de su antiguo uso: el taller de un herrero. En este sentido, en el espacio recibidor se incorpora la antigua puerta de hierro forjado que antiguamente se situaba en la fachada como puerta principal, ahora reconvertida en un elemento separador entre el aparcamiento y la entrada de la vivienda. En esta planta también se conservan los muros y el forjado sin ningún tipo de revestimiento, dejando a la vista las trazas que el tiempo y las diferentes intervenciones han ido manifestando en los muros y la estructura.
La primera planta, la segunda y el bajocubierta se unifican para crear una vivienda luminosa y acogedora, reordenando los espacios resultantes de la rehabilitación y potenciando la situación de las aberturas en fachada. La planta primera contiene las habitaciones principales de los miembros de la familia, la segunda planta se reserva para una amplia zona de día y en la última planta se encuentran el estudio, la lavandería, un par de habitaciones para invitados y la terraza.
El resultado es una casa acogedora y actual, espacialmente ordenada y sin renunciar al carácter histórico del edificio.