La reforma llevada a cabo por el estudio Rocamora Diseño y Arquitectura, con solo una base 6,70 metros, distribuye el programa de vivienda en 4 niveles, siendo esta una extensión de la vivienda la existente. El proyecto junto a la antigua construcción forma una especie de isla rodeada de angostas escaleras que lo circunscribe dentro del espacio público.
Descripción del proyecto por Estudio Rocamora Diseño y Arquitectura
Esta pequeña casa, de tres fachadas, de 4 x 6,70 metros en planta, esta encajada entre escaleras angostas, en El Barrio Antiguo, en las laderas del Benacantil de Alicante.
Este proyecto surge del deseo de Inmaculada de tener una nueva vivienda, próxima a su trabajo, que resuelva sus actuales necesidades, y que permita, incluso, en la planta baja, proyectar un mini apartamento con autonomía respecto a la vivienda de arriba, por si uno de sus hijos quiere pasar a visitarla.
El proyecto se plantea como una rehabilitación con ampliación de la vivienda existente, la cual se encontraba prácticamente en ruinas.
En su interior, la nueva estructura, resuelta con vigas HEB y forjado de chapa colaborante, se presenta desvestida y sincera, al igual que barandillas y escalera de chapa galvanizada y perfiles metálicos tubulares.
En la planta baja se estudia cada resquicio para poder resolver finalmente una cocina, baño, armario, dormitorio y salón-comedor, con una obligada continuidad espacial por lo reducido del espacio.
La segunda planta es la zona de día de la casa de Inmaculada: cocina-comedor-salón, que tiene como pieza central la escalera, que se desarrolla como secuencia de peldaños permeables, metálicos, entrelazados alrededor de una serie de cables de acero, en forma de arpa, que hacen de barandilla.
En la tercera planta se distribuye el dormitorio principal-estudio-vestidor-baño.
Sobre la fachada, las perforaciones se distribuyen estratégicamente para, según el caso, iluminar el escritorio, servir de apoyo con luz natural a la zona del sofá, iluminar íntimamente la zona del baño o en el caso del torreón de cubierta, funcionar como un gran lucernario principal que impregna de luz, degradándose en altura, a la práctica totalidad de la vivienda. Toda estas suerte de huecos de fachada, estratégicamente estudiados, funcionan como ventilación cruzada, higiénica y revitalizante, circulando el aire entre sus fachadas norte y sur.
Hacia la calle, la premisa de esta serie de huecos es la de ganar, mediante rasgaduras y abocinados, diferentes situaciones como son la de alcanzar los primeros rayos de sol del Este, tener miradas rasantes hacia la entrada a la calle San Roque, o evitar alfeizares donde poder apoyar y encaramarse sobre los huecos de fachada, con un afán protector. Aquí los huecos construyen la mirada oblicua, la fachada se modela para poder descongestionar la situación física y constreñida que le viene impuesta por su configuración urbana.
El zócalo azulejado y la imagen formal del continuo de huecos horadados en el macizo de fachada, protegidos con enrejados de chapa metálica estirada, permeable, le confiere una imagen mediadora entre la tradición del lugar y la vocación decididamente contemporánea de la casa El Enroque y de su dueña, Inmaculada.