Una casa depurada en sus gestos, tensa en sus líneas y radical en su belleza blanca.
Descripción del proyecto por Fran Silvestre Arquitectos
Un paisaje rodeado de jardines consolidados, una parcela elevada y alargada con una visión lejana del mar, y una agradable brisa, constituyen el buscado y afortunado punto de partida para esta historia.
Tres elementos configuran el proyecto. Una cubierta extrusionada en la dirección longitudinal del terreno con forma de “T” constituye la estructura bajo la que se encuentra el espacio habitado. Esta geometría permite sentir el mar protegiéndose de las miradas ajenas, buscando la sensación de vivir sin vecinos. Ayuda a controlar el sol del sur durante el verano y lo deja pasar en invierno. La cubierta transitable se transforma en una suerte de belvedere que disfruta de toda la superficie de la parcela.
Un único mueble exento alberga la estructura y distribuye los espacios filtrando la privacidad, abriendo posibilidades en la forma de circular y de usar el espacio. La sala principal, bajo la sombra en voladizo, se dispone en continuidad con el exterior. El interior del mueble incluye las piezas húmedas y acota la escala de las zonas de noche que recaen a la porción más tranquila del jardín. El estudio se abre en la esquina con las mejores vistas.
Estos dos elementos, cubierta y mueble, se depositan sobre la base de piedra en la que se excavan la lámina de agua y el resto de usos de la casa, dando lugar al tercer elemento. Estos espacios se adaptan al desnivel natural que existe en la parcela.
La escala de la casa se modera al entender el área de vivienda como una base para emerger con la misma piedra natural que urbaniza parte de la parcela. Sobre esta base se deposita el área de dormir, creando terrazas sombreadas donde disfrutar del aire libre.
Se dibuja un plano notablemente cuadrado, que cubre una amplia gama de usos en un área compacta. La escalera y el atrio interior distribuyen los espacios, priorizando los usos, con todos los espacios abiertos al jardín.