El pasado 27 de Octubre, POINTES nos ofreció una pequeña fiesta de presentación y METALOCUS estuvo allí para no perder detalle: Junto al agradecimiento de sus fundadores y al apoyo de muchos, el espacio Lago se inundó de buenas vibraciones: música, aperitivo y una mini-exposición sobre el surgimiento y evolución de la publicación, que sorprendió por su calidad y original montaje.
¡Enhorabuena a POINTES por un perseverante trabajo y un futuro prometedor!
Extracto del Prólogo
[…] Confieso que uno sigue con atención las trayectorias de los jóvenes que, en cualquier momento de sus estudios y frente a la exigencia inabarcable de las mil asignaturas y trabajos que nos atenazan durante su carrera y su necesaria diversión, se lanzan libremente y sin otro motivo aparente que el de una imperiosa necesidad de comunicarse y de pensar, y dedican su poco tiempo restante a la publicación de algún tipo de fanzine, de escrito más o menos informal o incluso de alguna revista seria, como es el caso. Si además se logra sacar adelante diez números en un tiempo prolongado, el motivo de la admiración que despiertan creo que está más que justificado.
Hay una generosidad de dudoso rédito ofrecida en el acto de embarcarse en la realización de una publicación. Sin embargo frente a ese esfuerzo derramado sin una causa evidente uno puede comprobar que esos jóvenes siempre llegan lejos. (Y no me refiero solamente a " lejos " en términos meramente profesionales). Basta hacer un recuento de los arquitectos que en su juventud llevaron acabo publicaciones para ver la trascendencia intelectual que tiene para uno mismo el dar comienzo a una aventura de ese calibre. Vienen a la mente los nombres de Le Corbusier, de Rafael Moneo o de Steven Holl, pero también de tantos y tantos otros, que sintieron antes de ser ellos mismos la necesidad -bien es cierto que por motivos diferentes- de abordar en una publicación juvenil pero trascendente en cada una de sus biografías. Sin teorizar sobre las razones que tuvieron cada uno de aquellos ilustres antecesores lo que sí puede destacarse es lo que eso supone de buena disposición, cierta constancia, una indiscutible generosidad en el esfuerzo y un nivel de autodisciplina nada desdeñable. Atributos que resultan tremendamente útiles para el futuro. Insisto, sea ese cual sea.
Embarcarse en una publicación siendo arquitecto, artista, escritor o filósofo es, por tanto, un doble ejercicio hacia lo que uno espera de su disciplina y hacia las propias capacidades y actitudes. Tener entre manos una publicación es hacerte uno un "ser-crítico", al menos eso es a lo que se aspira declaradamente en Pointes: ‘’Pointes es una publicación de arte y arquitectura realizada por estudiantes y profesionales de diferentes ramas artísticas, que pretende reavivar el debate y dirigirnos ‘Hacia un espíritu crítico’, así como la investigación de las referencias más importantes del siglo XX". Pienso que además la publicación de Pointes es para ellos un complemento donde poder abordar el aprendizaje de lo que nunca se les contó en su formación, de lo que echan de menos y les hubiese gustado poder conocer antes. En cierta medida es una recriminación a la que cualquier docente habría de responder como un reto.
Cómo puede comprenderse esta aspiración de autoformación y de crítica no es ni mucho menos algo menor y sorprende viniendo de la juventud contra la que tantos prejuicios manifiesta una sociedad que ha olvidado que fue joven. Habrá quien se maraville, pero cualquiera que desarrolle su labor cerca de la juventud sabe de sus capacidades. Nadie lo dude, el futuro está asegurado. El estímulo que supone esa dedicación se extiende misteriosamente y se contagia. […]
por Santiago de Molina