Con estas características se busca en la propuesta la armonización de tonos y texturas, con una tendencia a los tonos blancos, que exalten la volumetría de los espacios, junto a la madera y el ladrillo, y una composición de elementos efímeros que no alteren la circulación y la movilidad de los espacios pero den respuesta al programa esperado.
Descripción del proyecto por Studio Phaar
Había esa altura tranquilizadora y esos ladrillos, demasiado presentes, ese suelo que bajaba las escaleras, insistente, luego ese primer piso sobrio, inmutable. Una partitura para armonizar, definir, contener momentos en formas, volúmenes y texturas. Un movimiento, un arreglo de vacío.
PRESENCIA
A tiro de piedra del Parc Monceau, al otro lado de la avenida, detrás de un elegante porche, descubrimos un atractivo patio con plantas, rodeado por seis pisos haussmannianos. Nos condujo al patio trasero, donde se encuentran dos construcciones inferiores de fachadas de ladrillo con techo de zinc. Antes de convertirse en vivienda, estas siete unidades eran establos y luego cocheras. Cada apartamento tiene una entrada en la planta baja que da a su terraza con flores.
EXISTENCIA
La vivienda está orientada al noroeste. Es un piso de 42 m² (452sq.ft) dividido en dos pisos. Una planta baja de 27 m² (291sq.ft) y un nivel superior de 15 m² (161sq.ft). La planta baja incluye una sala de estar vacía de 18 m² (194sq.ft), una cocina abierta de 7 m² (75sq.ft) con un pequeño sótano de 2 m² (22sq.ft) debajo de las escaleras. En el primer piso, un baño pequeño de 3 m² (32 pies cuadrados), un inodoro independiente y un dormitorio bajo un techo inclinado de 10 m² (108 pies cuadrados).
Los dos niveles separados restringen la posibilidad de transformar completamente el plan. Las funciones principales ya están configuradas y tenemos que componer en torno a la organización existente. Aparte del sótano, no hay almacenamiento.
En la planta baja, una pared de ladrillos de color rojo oscuro convive con una piedra con textura de travertino como superficie del suelo, bajo un techo de arcos de ladrillos de 3,20 m de altura. El mismo piso rosado continúa subiendo las escaleras y continúa hasta el nivel superior. El nuevo proyecto tendrá que encajar con este tono de color.
Para complementar las características existentes, la intervención deberá integrar otras nuevas en este volumen dúplex ya estrecho. Los propietarios querían un dormitorio adicional, un baño separado y trasteros para cada espacio.
El nuevo proyecto debe ser adaptable en dos escenarios: alojar a 3 personas simultáneamente o 1 pareja y 2 invitados ocasionales. Los usos múltiples del nuevo espacio deberán ser simples, fluidos, flexibles y sin problemas. La multiplicación de características no debería reducir los volúmenes en su percepción, aunque se reducirán físicamente.
PROYECTO
Los colores y los tonos se armonizan, se destaca la morfología de los espacios. La fuerte presencia de la superficie del suelo se pone en resonancia con un contrachapado de abedul con bordes incisivos, esculpiendo el espacio y pulverizando todo el conjunto de delicados tonos rosados. Los fondos son de color blanco puro, lo que permite formas de madera en el frente y enfatiza el relieve de los ladrillos en lugar de su color.
El área de la cocina está elevada, claramente delimitada por una plataforma y, como un mar en calma, una encimera de acero inoxidable que limpia la veta del abedul. Todos los espacios residuales se invierten mediante almacenamiento, bancos y arcas móviles. El piso de la cocina esconde un banco, un pie de cama y una cama móvil doble.
Se cuida la parte inferior de la escalera, transformada en un baño secundario, revelada por una monumental puerta corredera, sustituyendo al sótano escondido y estrecho.
Lo que quedaba por hacer era buscar la manera de generar un segundo dormitorio que desapareciera a la orden, dejar un espacio libre para comedor o crear una zona de trabajo además de un lugar para relajarse. Esta habitación efímera tenía que existir sin alterar los movimientos, la circulación o la funcionalidad de los demás usos elementales del apartamento.
Para conseguirlo, en la composición interviene una alcoba curva, una cortina de suaves ondulaciones, un añadido de redondez al rigor de las líneas rectas de madera.
La alcoba envuelve, aísla, enmarca. Delimita y al mismo tiempo borra el borde de las funciones. Es la ausencia y presencia de una sexta habitación.
En el rellano del primer piso, el baño, impecable, mínimo, para aprovechar hasta el último centímetro cuadrado disponible, la sensación de un volumen fluido y abierto.
Siguiendo la misma lógica, el dormitorio principal, con medidas no menos restrictivas, cuenta con un espacio de almacenamiento maximizado y un amplio escritorio. La refinada geometría de los muebles juega con el techo inclinado existente, buscando devolver la simetría, la orientación y la legibilidad a una habitación inicialmente sin forma.
Así restringieron el espacio para revelarlo mejor, de un mueble habitado y unos metros de tela, la alcoba del monceau.