Barcelona es una gran ciudad para formarse, pero cuando tus únicos conocidos son ex compañeros de la carrera, te encuentras antes dos únicas opciones, continuar colaborando con algún estudio o bien encerrarme con algún compañero y participar en el “maravilloso” mundo de los concursos de arquitectura.
Bien es sabido que en nuestra profesión es básico el tener conocidos y familiares para empezar a tener algunos trabajos y en cierto modo, darse a conocer. Por supuesto, y hasta ese momento, todo era así…o eso es lo que me habían dicho. Así que llené un coche con mis cosas y puse rumbo a Mallorca.
La verdad es que, pese a que me fallaron un par de prometidos proyectos, en cuanto pisé tierra aproveché la solicitud de un puesto en el departamento de Información Urbanística del Colegio de Arquitectos y allí empecé mi relación con el mundo del Urbanismo. Mundo que, todo sea dicho, se desconoce por completo en la Universidad.
Durante esa etapa, alterné en varios estudios de arquitectura para compaginar mi trabajo en el Colegio. También conseguí varios proyectos …pero el amor por las tejitas y las balaustradas de los clientes y mi lucha gráfica para disuadirlos fueron distorsionando la relación, con lo que…adiós casitas. A pesar de eso pude realizar mi primer proyecto en el que, aunque fue para un familiar cercano, la satisfacción de poder desarrollar algo ya compensaba la pérdida económica.
Se empezó a hablar entonces de la temida crisis…y ahí tuve mi golpe de suerte. Una plaza en el departamento de Urbanismo en un ayuntamiento. En esos momentos creo que el resto de compañeros me miraba como un espécimen extraño y con el paso de estos últimos años me di cuenta, y ellos también, de que fue la mejor decisión.
Ese trabajo motivó el encuentro con un conocido urbanista de la isla con el que finalmente he acabado compartiendo estudio. Lo que más me satisfizo de este encuentro es lo que rara vez sucede en nuestra profesión. Que un arquitecto de otra generación te trate como un igual, te dé la oportunidad de aprender y compartir sus conocimientos. Sinceramente, nunca entendí como un compañero puede tener a otro trabajando de sol a sol por un sueldo muy por debajo de los beneficios que genera. Es otra de las grandes hipocresías que se han generado en nuestro mundo neoliberal.
Las perspectivas en el futuro próximo no son muy buenas. Creo que hay que aprovechar este momento para intentar recapacitar el papel del arquitecto en la sociedad. Nuestra profesión ha de dejar de mirarse el ombligo como hasta ahora y darse cuenta de que además de abrir el camino de las especializaciones debemos defender otros campos en los que otros profesionales nos han ganado terreno. Particularmente creo que la formación del arquitecto debería reorientarse para no generar tanta frustración en el futuro. Se deberían formar a arquitectos para ejercer todos los campos de la profesión. Desde la pequeña reforma, el diseño de pequeños espacios, la dirección de obra hasta el funcionamiento de una pequeña oficina profesional.
No todo son grandes museos, edificios kilométricos o estaciones de tren de alta velocidad…En estos momentos es cuando más creo en lo de “Less is more…”.
¡¡CONTINUARÁ... LA PRÓXIMA SEMANA MÁS!! > "PAPEL MILIMETRADO"
