Las obras de estos dos artistas se refieren abiertamente a los temas centrales de la migración y de la memoria histórica de la isla que, durante el régimen de Mussolini, se empleó como “prisión” para los confinados políticos.
Allí llegaron exiliados muchos anarquistas, entre ellos Errico Malatesta, que luego logró huir hacía las costas tunecinas.
A esta vicisitud hace referencia la obra de Laura Cazzaniga: “Sciatu Persu. Omaggio a Malatesta, ai confinati, agli evasi” [Sciatu Persu. Homenaje a Malatesta, a los confinados, a los fugitivos”]. “Sciatu Persu”, que en siciliano significa “Aliento Perdido“, es también el nombre de un trecho de costa de la isla, donde la artista ha decidido intervenir con una instalación site-specific, realizada en una cueva.
Un tupido numero de hilos desciende de la pared petrea, para recrear unos barrotes, mucho más suaves y voluptuosos en el efecto, ya que siguen el recorrido variable de la conformación rocosa.
En el borde de un montículo, un poco más arriba, Giacomo Nicola Manenti ha colocado su obra “Due angeli” [“Dos angeles”], consistente en dos troncos varados que yacen dentro de una jaula de hierro. Manenti intervino también sobre un arrecife blanco en la costa de la Isla de los Conejos, un lugar muy evocativo, donde puso 200 hojas de papel impresas con los nombres de otros tantos 200 posibles náufragos. La obra, cuyo titulo es “Luogo del sacrificio” [“Lugar del sacrificio”], está dedicada, justamente, a todos los inmigrantes náufragados.