Además la vivienda utiliza sistemas de control pasivos, como lamas mecanizadas y persianas correderas, para gestionar el soleamiento y la temperatura interior en función de los distintos meses del año, garantizándose el confort térmico adecuado.
Descripción del proyecto por Gabriel Montañés
Recibimos el encargo soñado por todo despacho de arquitectura: un gran solar en primera línea, suave inclinación hacia el sur coincidente con la posición de la costa. Las vistas conforman un espectáculo sin parangón por estas latitudes donde senderos secretos entre rocas puntiagudas separan la casa del mar. Los clientes son una maravillosa familia urbana que descubre las bondades de la vida en Menorca: seguridad, naturaleza y belleza. Así el objetivo no es crear una residencia de vacaciones sino una primera residencia donde reunir a familia y amigos en un entorno privilegiado.
Nos imponemos apurar la anchura de la parcela para potenciar las vistas al Mediterráneo con la intención de que la arquitectura que pueda surgir estorbe lo menos posible. La idea es crear grandes luces para obtener aberturas exageradas con vidrios que desaparezcan tras paredes para así poder relegar la casa a un segundo plano. En la fachada sur residen el dormitorio principal junto con la zona noble de la casa. Aquí todo el protagonismo se lo lleva una pérgola con lamas mecanizadas que permite expandir el espacio interior hacia el exterior. Cocina, comedor y salón dan a la terraza cobijada por la pérgola permitiendo que la frontera entre el interior y el exterior se difumine completamente. Las lamas mecanizadas filtran y tamizan la luz solar a demanda adaptándose a los diferentes ángulos de incidencia solares. Cuando durante la mañana o la tarde el sol está próximo a la horizontal, las persianas correderas de madera de la habitación principal se deslizan a lo largo de toda la fachada para obtener así sombra.
Otra pieza fundamental que vertebra la morfología de la casa es el patio central. A nivel distributivo todas las estancias circundan de una manera u otra este espacio. Es el centro de la forma en “U” donde se accede por el norte, en el sur se posicionan las zonas nobles, a poniente las habitaciones de invitados y a levante las habitaciones familiares. Y a nivel climático el patio resulta un elemento clave ya que éste permite la continua generación de corrientes naturales que refrescan el ambiente cuando soplan los cálidos vientos provenientes del Sáhara. Durante los meses cálidos, las cristaleras se abren por la mañana y se cierran por la noche maximizando el uso de toda la vivienda. La casa es como un instrumento que requiere cierta práctica a la hora de “tocarlo” de forma adecuada. Las aberturas, las persianas, la pérgola, el patio se deben ir ajustando para ir configurando el punto óptimo de confort en cada momento.
La orografía del terreno da pie a la adaptación de la vivienda a éste. Con el simple recurso de realizar la cubierta totalmente plana y que sea el suelo que vaya adaptándose a la inclinación conseguimos tener menos altura libre en las zonas más privativas y mucha más en las zonas nobles y dormitorio principal para una vez en el exterior deprimir más el nivel de la piscina para que ésta se integre en el jardín sin apenas modificación del terreno natural. Un callejón lateral ascendente permite el acceso a la vivienda a través de su punto medio. La obligatoriedad de posicionar la vivienda con una separación mínima de cinco metros respecto a este callejón da pie a la creación de “patios ingleses” para iluminar el gran sótano de la vivienda y crear un juego de escaleras que permite acceder a éste o subir a la cubierta. Dicha escalera se convierte en el cinturón blanco perimetral que envuelve la vivienda y desde éste se van retranqueando las diferentes fachadas. Vidrio, madera, revoco blanco, y tonos ocres en el suelo configuran la estética de esta vivienda en primera línea a escasos metros del Mediterráneo. Vivienda pensada para una familia urbana que disfrutan imitando las costumbres menorquinas. Aquí se nada en las rocas, no en la playa.