Arquitectura creada a partir de luz. Luz como material constructivo gracias a la propuesta de Antoni Arola, desarrollado para la multinacional SIMON, la primera de estas carácteristicas en participar en el Festival.
Espacios inexistentes aparecen de la nada, mutan, se mezclan, se cortan, dialogan y se apagan. Se crea una mezcla de sensibilidades visuales, sonoras, espirituales y nos acercamos, poco a poco, a lo intangible.
Los actores son el público que camina dentro de este Jardín, casi onírico...
Esta propuesta inmersiva quiere «despertar los sentidos y la conciencia con la voluntad de hacer sentir al visitante como parte de una ilusión». El diseñador crea espacios a partir de la luz, elemento que emplea como material constructivo en un espacio pensado para que el visitante contemple las escenas e interactúe con los elementos físicos y volúmenes que aparecen y desaparecen.
Espacios inexistentes aparecen de la nada, mutan se mezclan, se cortan, dialogan y se apagan. Se crea una mezcla de sensibilidades visuales sonoras, espirituales y nos acercamos, poco a poco a lo intangible.
Esta instalación invita a realizar un recorrido libre por el espacio tanto para contemplar las escenas como para interactuar activamente con los elementos físicos y volúmenes que aparecen y desaparecen.
Con este proyecto Simon va más allá de las soluciones que diseña, fabrica y comercializa y contribuye a la cultura de la luz, ya que, al colaborar con un proyecto como éste, nos hace verla, sentirla y entenderla. Simon es la cabecera de un grupo industrial especializado en soluciones tecnológicas de iluminación, control de luz, conectividad y material eléctrico para proyectos contract (retail, hospitality, workplaces) y residenciales.
Para todos estos espacios se mantiene una firme apuesta por el diseño y la innovación que ha conducido a Simon, precisamente en el año del cumplimiento de su primer centenario, al Premio Nacional de Diseño que concede el Ministerio de Economía, Industria y Competitividad.
Espacios inexistentes aparecen de la nada, mutan, se mezclan, se cortan, dialogan y se apagan. Se crea una mezcla de sensibilidades visuales, sonoras, espirituales y nos acercamos, poco a poco, a lo intangible.
Los actores son el público que camina dentro de este Jardín, casi onírico...
Esta propuesta inmersiva quiere «despertar los sentidos y la conciencia con la voluntad de hacer sentir al visitante como parte de una ilusión». El diseñador crea espacios a partir de la luz, elemento que emplea como material constructivo en un espacio pensado para que el visitante contemple las escenas e interactúe con los elementos físicos y volúmenes que aparecen y desaparecen.
Espacios inexistentes aparecen de la nada, mutan se mezclan, se cortan, dialogan y se apagan. Se crea una mezcla de sensibilidades visuales sonoras, espirituales y nos acercamos, poco a poco a lo intangible.
Esta instalación invita a realizar un recorrido libre por el espacio tanto para contemplar las escenas como para interactuar activamente con los elementos físicos y volúmenes que aparecen y desaparecen.
Con este proyecto Simon va más allá de las soluciones que diseña, fabrica y comercializa y contribuye a la cultura de la luz, ya que, al colaborar con un proyecto como éste, nos hace verla, sentirla y entenderla. Simon es la cabecera de un grupo industrial especializado en soluciones tecnológicas de iluminación, control de luz, conectividad y material eléctrico para proyectos contract (retail, hospitality, workplaces) y residenciales.
Para todos estos espacios se mantiene una firme apuesta por el diseño y la innovación que ha conducido a Simon, precisamente en el año del cumplimiento de su primer centenario, al Premio Nacional de Diseño que concede el Ministerio de Economía, Industria y Competitividad.