El estudio de arquitectura Centro de Colaboración Arquitectónica, dirigido por Bernardo Quinzaños, se centró en crear un espacio contemplativo con un ambiente adecuado para el crecimiento de las orquídeas, proyectando un entorno húmedo, parcialmente sombreado y bien ventilado.
Para el mantenimiento de las orquídeas se colocaron una serie de cuencos de barro en la parte superior de la estructura de madera que filtran lentamente el agua manteniendo el suelo húmedo, permitiendo que las orquídeas adquieran el agua sin necesidad de que sean regadas manualmente.
El pabellón se centra en la arquitectura vernácula, aprovechando técnicas constructivas simples y materiales de origen local, como la madera de palma o la cerámica de barro elaboradas en hornos locales de alta temperatura.
Pabellón de las Orquídeas por CCA. Fotografía por Jaime Navarro.
Descripción del proyecto por Centro de Colaboración Arquitectónica
El Pabellón de las Orquídeas, diseñado para Casa Wabi e inaugurado el 3 de febrero de 2024, está ubicado en las afueras de Puerto Escondido, entre el mar y las montañas. Es una estructura de madera, permanente, sustentable y ligera, dedicada a la conservación de las orquídeas en la región de Oaxaca, que plantea la sólida relación entre la diversidad biológica y cultural del paisaje.
Par conseguir que las orquídeas creciesen, floreciesen y se recolectasen, era necesario crear un ambiente propicio para su desarrollo: húmedo, parcialmente sombreado y bien ventilado.
Pero, lo más interesante, es la filosofía japonesa del Wabi-Sabi, que cree que la belleza y la armonía se encuentran en la simplicidad, lo imperfecto y lo no convencional, y su relación con las ricas y complejas tradiciones de la costa oaxaqueña, lo vernáculo, los materiales de origen local (cerámica de barro, palma y madera) y la alta calidad de las obras de los artesanos locales.
Se pensó en la palabra japonesa Ikigai (生き甲斐, «la razón de ser») que podría traducirse como la felicidad de estar ocupado. El término se compone de dos palabras japonesas: iki (生き, que significa «vida o estar vivo») y kai (甲斐, que significa «un efecto, resultado, fruto o valor». Siendo «el propósito de la vida».
Cuando alguien descubre su propósito, su vocación, es más probable que disfrute de una vida larga y saludable. Sin embargo, es fácil perderse en el estrés y el ruido de nuestra rutina diaria, por lo que se necesita reservar un espacio, y tomar un momento para la relajación, en este caso, con las orquídeas.
Al adentrarse en el pabellón, se respira la frescura de la humedad, se escucha el suave tintineo de las gotas, y se siente los vientos cruzados y, quizás con suerte, se logra reconectar con la esencia de uno mismo, el Ikigai.
El pabellón se centra en tres elementos principales:
Primero, el proyecto es una máquina simple y austera, 12 humidificadores de barro emplean la gravedad para generar un ambiente húmedo dentro de la estructura que alberga las orquídeas de la costa oaxaqueña.
En segundo lugar, el pabellón aprovecha materiales y técnicas constructivas simples, como la madera de la región y piezas de cerámica de barro elaboradas a medida en hornos locales de alta temperatura.
Y tercero, la propuesta es un santuario para las orquídeas, al tiempo que busca despertar un profundo sentido de Ikigai a quien lo visita. El principal elemento que permite que las orquídeas prosperen es un ambiente húmedo. Las intrincadas raíces, ramas y hojas capturan agua del aire, del suelo y de todas las superficies circundantes. Una serie de cuencos de barro llenos de agua en forma de pirámide descansan en la parte superior de una estructura de madera simple. Los cuencos filtrarán lentamente pequeñas gotas de agua que caerán al suelo permitiendo la irrigación por goteo. El agua es recogida por bandejas de base de barro que estarán permanentemente húmedas. La brisa y el calor permitirán a las orquídeas beber agua directamente del entorno sin necesidad de que sean regadas manualmente.
«La vida es la esencia de la humedad, y la humedad es la esencia de la belleza»
Derek Zoolander.
A los huéspedes de Casa Wabi, el pabellón de orquídeas les ofrece un refugio donde pueden descansar y disfrutar de agua fresca después de una larga caminata. Al recordar que los primeros pasos de la humanidad se dieron a la sombra de un árbol, el pabellón invita a una experiencia contemplativa, ya que el agua que los visitantes beben es la misma que nutre a las orquídeas.
El sonido de las gotas cayendo en los cuencos crea una armonía entre los ciclos naturales y la actividad humana. Este espacio fresco y parcialmente sumergido transforma el horizonte y la perspectiva de los visitantes a medida que descienden al nivel del suelo, ofreciendo una oportunidad no solo para apreciar la diversidad de especies de orquídeas, sino también para conectarse con la con la humilde raíz de la vida en un estado de armonía.