Una instalación que mejora no solo la conexión entre diferentes zonas urbanas para personas de movilidad reducida si no para todos en general.
En vez de usar escaleras y rampas convencionales para conectar dos alturas, el proyecto trata de generar una experiencia completamente diferente mediante la rampa y el ascensor, enfatizar la mirada en el horizonte. El proyecto cuenta con un cerramiento de lamas de acero cortén con una estructura metálica mientras que el cerramiento del lado sureste permite una mayor permeabilidad en el uso del vidrio para que durante todo el recorrido en altura se pueda disfrutar de un cambio en la línea de horizonte, desde un entorno urbano cercano a una vista lejana de las montañas y el mar.
Descripción del proyecto por HIKA
Hacia 1935 la multinacional americana Firestone se asentó en la localidad de Galdakao, en el Área Metropolitana de Bilbao. La implantación de la fábrica supuso levantar toda una serie de edificios para empleados y obreros tratando de ubicarlos lo más cerca posible. Así, surgió en sus laderas el barrio de Aperribai.
En la actualidad, el barrio carece de una adecuada accesibilidad a los servicios y a los edificios residenciales donde existen grandes problemas de conectividad debido al gran desnivel de implantación de las viviendas, las cuales se van adaptando a la orografía existente.
Por todo ello, desde HIKA arquitectura y urbanismo, en 2019 se implementó el Plan Integral de Accesibilidad Urbana del barrio, donde se identificaban grandes carencias y dificultades de unión y de acceso urbano.
De tal forma, se propuso una actuación mediante un elevador urbano y una rampa mecánica. La escarpada orografía del entorno dificultaba la eliminación de barreras arquitectónicas ya que no solamente consistía en una mera implantación de elementos mecánicos sino que la elección del lugar donde fuese más efectiva la conexión favorecía la transformación paisajística.
La intervención cose el soporte físico urbano existente e insalvable que supone una escalera de cientos de escalones, que articula calles y edificios angostos implantados sobre la ladera verde, como valor ecológico a preservar, y optimiza el espacio urbano para dar cabida a esta actuación de eliminación de barreras arquitectónicas y de adaptación al medio.
Este tipo de infraestructuras suelen conllevar un fuerte impacto paisajístico. Por ello, desde el primer momento el objetivo ha sido el tratar de integrarla al máximo al entorno.
De esta manera, se pensó en 3 ejes de actuación para el diseño de un elevador urbano. El primero, de índole estructural, partía de la idea de que el elemento vertical, elevador, y el horizontal, pasarela, de los que se compone la infraestructura, debían ser de fácil lectura.
El elemento vertical del elevador cuenta con 3 paramentos de hormigón armado que surgen de los muros de contención de la parte baja y sobre la que apoya la gran cercha de acero laminado que conforman la pasarela de la parte alta. De esta manera se evitan apoyos intermedios, favoreciendo esa claridad compositiva, y, a la vez, crean los antepechos de seguridad de la pasarela de embarque del elevador.
El segundo eje de actuación debía ser la configuración material final del conjunto. En un entorno de verdes laderas, con magníficos ejemplares arbóreos, rodeado de edificaciones residenciales de media densidad, se propuso un revestimiento duradero pero acorde con su entorno paisajístico. De ahí que se diseñara una piel de lamas de aluminio con acabado tipo Corten para todo el conjunto, creando una imagen homogénea y adaptada al entorno.
Por último, el tercer eje de actuación es de carácter endógeno. Así, se pensó en la creación de una fachada principal de tipo muro cortina que permitiera, al usuario, a través del elevador panorámico, la contemplación del extraordinario paisaje de los montes vascos, generándole una agradable experiencia.