Bajo el título EMOTICONS x m², Camet inaugurará mañana jueves una muestra en la que presenta una serie de piezas de cerámica realizadas a partir de materiales de la basura, que agrupadas por ideas, colores, tamaños generan una llamada de atención del espectador sobre el problema medioambiental, la estandarización emocional en la era tecnológica, las controvertidas consecuencias de la producción masiva y sus consecuentes desperdicios.
"Existe cierto orden en los centenares de pequeños objetos de cerámica que Camet dispone a lo ancho y alto de la pared de la galería. A través de formas y colores, el espectador descubre paisajes y mundos, comunidades minúsculas con una causa común e incluso objetos que parecen marchar en fila, dando lugar a un entramado complejo donde la autonomía de cada pieza se difumina entre la ‘masa’.
Patricia Camet las define como retratos, imágenes deformadas, desfiguradas y distorsionadas, pero sobre todo retratos. Se reconoce en ellas expresiones antropomorfas, resultado de intervenciones realizadas por la propia artista con el objeto de resaltar una expresión o mueca. Cada una de las piezas resultan de un trabajo previo de colección, selección y producción propia de la artista a partir de objetos sobrevivientes de nuestra vida diaria, y causantes de, cada vez más, serios problemas ecológicos. Pertenecen a lo que conocemos como desechos, y se tratan en su mayoría de envases no reciclables y de objetos presentes en cualquier supermercado como el envoltorio de unas tijeras, el envase de una máquina de afeitar o de un cargador o una bandeja de huevos.
«Son huellas que nos indican diferentes facetas de nuestra civilización. Pero la gran mayoría de estos no revelan para qué fueron hechos o qué protegieron alguna vez. Nuestras asociaciones quedan inciertas. Estos residuos de material frágil y barata han sido transformados por Patricia Camet a través de moldes en yeso en objetos de cerámica. Un proceso de apropiación artística que se aleja de la producción industrial, dando como resultado piezas manufacturadas una a una que se diferencian ligeramente unas de otras, y que son intervenidas posteriormente por la artista devolviéndonos un conjunto de expresiones faciales antropomorfas a modo de emoticonos», explica Bárbara Panse, doctora en Ciencias de Teatro y Crítica de Arte y comisaria de la muestra.
Es precisamente este nuevo lenguaje universal tan extendido la era de la tecnología y la mensajería móvil lo que da nombre a la exposición. La palabra ‘emoticon’ proviene de las palabras emoción e icono. El icono es un signo o símbolo que sustituye al objeto mediante su significación, representación o por analogía. Este mismo ejercicio de asimilación tiene lugar cuando nos encontramos frente a la obra de Camet, donde a objetos sin ninguna historia particular se les asigna –no sin cierta ironía y espíritu crítico– expresiones y sentimientos igualmente estandarizados y masificados.
No es la primera vez que la búsqueda de formas antropomorfas en objetos y otros elementos inspira el trabajo de la artista. En su serie fotográfica tomada en los paisajes de la reserva natural Pacaya Samiria (Perú), el espectador podía contemplar elementos de la naturaleza –ajena aquí a la devastadora huella del ser humano– presentando diferentes emociones humanas."
Patricia Camet las define como retratos, imágenes deformadas, desfiguradas y distorsionadas, pero sobre todo retratos. Se reconoce en ellas expresiones antropomorfas, resultado de intervenciones realizadas por la propia artista con el objeto de resaltar una expresión o mueca. Cada una de las piezas resultan de un trabajo previo de colección, selección y producción propia de la artista a partir de objetos sobrevivientes de nuestra vida diaria, y causantes de, cada vez más, serios problemas ecológicos. Pertenecen a lo que conocemos como desechos, y se tratan en su mayoría de envases no reciclables y de objetos presentes en cualquier supermercado como el envoltorio de unas tijeras, el envase de una máquina de afeitar o de un cargador o una bandeja de huevos.
«Son huellas que nos indican diferentes facetas de nuestra civilización. Pero la gran mayoría de estos no revelan para qué fueron hechos o qué protegieron alguna vez. Nuestras asociaciones quedan inciertas. Estos residuos de material frágil y barata han sido transformados por Patricia Camet a través de moldes en yeso en objetos de cerámica. Un proceso de apropiación artística que se aleja de la producción industrial, dando como resultado piezas manufacturadas una a una que se diferencian ligeramente unas de otras, y que son intervenidas posteriormente por la artista devolviéndonos un conjunto de expresiones faciales antropomorfas a modo de emoticonos», explica Bárbara Panse, doctora en Ciencias de Teatro y Crítica de Arte y comisaria de la muestra.
Es precisamente este nuevo lenguaje universal tan extendido la era de la tecnología y la mensajería móvil lo que da nombre a la exposición. La palabra ‘emoticon’ proviene de las palabras emoción e icono. El icono es un signo o símbolo que sustituye al objeto mediante su significación, representación o por analogía. Este mismo ejercicio de asimilación tiene lugar cuando nos encontramos frente a la obra de Camet, donde a objetos sin ninguna historia particular se les asigna –no sin cierta ironía y espíritu crítico– expresiones y sentimientos igualmente estandarizados y masificados.
No es la primera vez que la búsqueda de formas antropomorfas en objetos y otros elementos inspira el trabajo de la artista. En su serie fotográfica tomada en los paisajes de la reserva natural Pacaya Samiria (Perú), el espectador podía contemplar elementos de la naturaleza –ajena aquí a la devastadora huella del ser humano– presentando diferentes emociones humanas."
Barbara Panse
Doctora en Ciencias de Teatro y Crítica de Arte
Doctora en Ciencias de Teatro y Crítica de Arte