La exposición renuncia a someter la experiencia del espacio a una línea de discurso dada, el dispositivo confía el espectador para que reconozca su propia sintaxis y realice la síntesis de su relato como resultado de la experiencia que el espacio expositivo genera.
Los elementos principales del proyecto para la exposición son los tres pilares de hormigón preexistentes en la sala. Con ellos tres, se dibuja una matriz ortogonal de pilares no estructurales a su alrededor que diluyen la perspectiva.
Otras obras de Ramón y Cajal, August Strindberg, Vicente Huidobro, Roland Sabatier o Jakob Mohr, entre otros, se exponen en los cuatro puntos cardinales de la trama.
Cine Papel, Érik Bullot por Taller Pontí. Fotografía por José Hevia.
Descripción del proyecto por Taller Pontí
Soñar una película. Desplegar en el espacio los fragmentos de un filme por venir, imaginario. Pero, ¿Cómo desplegar la linealidad del film en las tres dimensiones del espacio? ¿Cómo hacer de la deriva la experiencia de una narración? ¿Inacabada? ¿Infinita? ¿Viva?
La exposición renuncia al desarrollo lineal, propio de la pared museográfica, en favor de la deriva, libre y pautada, propia de la sala hipóstila. En lugar de someter la experiencia del espacio a una línea de discurso dada, el dispositivo confía la sintaxis de su relato a la experiencia del mismo espacio que genera, a la experiencia de su deriva.
El punto de partida son los tres pilares de hormigón preexistentes. La propuesta les superpone una matriz ortogonal de columnas «fake» que los incorpora y diluye. Fuera, en los cuatro puntos cardinales de la trama, se ubican cuatro prismas (tres mesas y un banco) donde se agrupan -con obras de Ramón y Cajal, August Strindberg, Vicente Huidobro, Roland Sabatier o Jakob Mohr, entre otros- cuatro de las lecturas posibles de la exposición.